Güeñes organizó en agosto la primera edición de la feria de mujeres rurales, el Museo de las Encartaciones alberga la exposición con fotografías de Eulalia Abaitua que recoge la dedicación y esfuerzo en el campo y el hogar de la población femenina a principios del siglo XX y mañana jueves Zalla levantará el telón del Zine Antzokia para tributar un merecidísimo reconocimiento del Ayuntamiento a ocho agricultoras locales a partir de las 18.30 horas.

Ana María Blanco, Adelia Castañón, Estíbaliz Larrucea, Alicia Txabarri, María Mercedes Vivanco, Pilar Ballano, Ana Mari Llaguno y Loli García protagonizan un documental que ensalza su trabajo de años para mantener el sector primario de Zalla y la riqueza de productos que despliegan en el escaparate de Gangas Eguna a principios de octubre salvo en 2020 y 2021.

“En los últimos meses se ha venido trabajando” en el material que “pone en valor la labor que han desempeñado o desempeñan para mantener viva la huerta de nuestro municipio”, señalan desde el Ayuntamiento. La presentación del documental se llevará a cabo en el marco de la conmemoración del Día de la Mujer Rural el viernes, 15 de octubre.

“Estamos dando los pasos previos a un vídeo que saldrá en 2021 sobre las agricultoras de Zalla. El año pasado contactamos con todas ellas y ya nos han dicho que sí, que les gustaría participar”, indicaba Joseba Ibargurengoitia, de la Red de Semillas de Euskadi, al hacer balance de las actuaciones desarrolladas en la localidad para recuperar cultivos tradicionales e intentar repoblar con ellos. Destacó la vitalidad de las agricultoras zallarras, que “en muchos casos todavía continúan acudiendo al mercado semanal que se celebra los miércoles”.

Como Ana María Blanco, distinguida con el reconocimiento a productora del año en la feria de Gangas de 2015. Al casarse a los 21 años se trasladó a vivir al barrio San Pedro Zarikete, donde empezó a ayudar a su suegra, que vendía productos del campo y cuidaba del ganado. Además de remolacha, maíz, alubias, pimiento, repollo, puerros y alubias contribuyó a la recuperación de la afamada cebolla morada de Zalla, santo y seña de la gastronomía local.

Posiblemente Ana Mari Llaguno encarne ahora la cara más representativa del producto estrella local. También llegó a la huerta por vía familiar y aprendió de sus suegros los secretos para sacar el mejor partido a la tierra de forma natural. Así, en enero o febrero con luna menguante introduce la cebolla para que salga el ramo que después se reutilizará como semilla y recoge en agosto para sembrar de nuevo en septiembre. Recibió el premio a la productora local de 2017 en Gangas Eguna y Alicia Txabarri lo hizo en 2019, la última edición celebrada hasta la fecha por culpa del coronavirus.

De la mano de ellas dos y el resto de las galardonadas, los productos de Zalla están obteniendo el aplauso de servirse en las mesas de los mejores restaurantes y la cebolla morada ha pasado a engrosar la lista del movimiento Slow Food.

Relevo generacional

Pese al dinamismo de las agricultoras de Zalla, Joseba Ibargurengoitia percibe “una tremenda falta de relevo generacional, uno de los mayores riesgos que corre Zalla, y es algo generalizado a nivel mundial” pero que “en lugares con raíces rurales se muestra de forma más acusada”.