En ocasiones, las personas siguen los pasos de sus mayores en cuestión de aficiones e, incluso, oficios a desempeñar. El argentino Juan Martín Orellano, base del CB Santurtzi, es un claro ejemplo de ello, además, por partida doble. Caminó tras los pasos de su abuelo, su padre y su madre, quienes fueron jugadores de baloncesto y también se ha visto atraído por la música al igual que su padre, quien cantó en un coro. “Empecé a jugar a baloncesto a los 3 años y siendo un niño también comencé a iniciarme en la música”, asegura este rosarino de 31 años. Desde entonces, ha seguido progresando tanto en el mundo de la canasta como en la música. Su gran proyección como jugador hizo que debutase con el primer equipo de Boca Juniors cuando aún no era mayor de edad, algo que llenó de orgullo a su familia. “Fue algo muy bonito para mí y tremendamente especial para mi abuelo que era un gran hincha de Boca”, recuerda Juanchi, un jugador atípico, ya que es un base muy alto, de dos metros, un tipo de director de juego que escasea.

Mientras progresaba como jugador de baloncesto, también avanzaba en sus estudios musicales. “Siempre estuve recibiendo clases de canto lírico y piano”, apunta Orellano, quien también toca la guitarra desde muy pequeño y, actualmente, también hace sus pinitos con el violín. Al poco de cumplir la mayoría de edad, Juanchi decidió cruzar el charco para tratar de impulsar su carrera baloncestística. Recaló primero en León y, tras recibir la llamada del Fuenlabrada, cogió las maletas y para jugar en el Illescas, el equipo convenido del Fuenlabrada, donde coincidió con jugadores que hoy día están en la elite como el jugador de Obradoiro, Álvaro Muñoz, o Bismack Biyombo, pívot que milita en los Charlotte Hornets de la NBA. “Gracias al deporte he conocido mundo, he vivido momentos muy bonitos, he conocido a mucha gente, he conocido a mi novia y me ha aportado muchas cosas para aplicarlas en mis estudios musicales”, resume Juanchi, quien en su discurso repite varias veces las palabras “esfuerzo diario y dedicación”. Sobre esa base ha continuado dando pasos en el mundo de la música mientras buscaba evolucionar como jugador. Tras Illescas, encontró acomodo en Cambados, en LEB Plata -tercera categoría del baloncesto-, donde militó cinco temporadas antes de llegar a Bizkaia por vez primera al fichar por el Zornotza. “En Galicia me siento como en mi segunda casa. Siempre me trataron genial y me sentí apoyado, algo que es muy importante cuando estás solo, sin tu familia, en un sitio”, explica. Precisamente, en Galicia vivió uno de sus momentos más especiales a nivel musical. “Estaba dando un concierto en un bar y había allí un cumpleaños por lo que, para mi sorpresa, estaba llenísimo el bar. Estaba tocando canciones de Los Beatles y la gente se entregó mucho en el concierto, fue una sensación genial”, resume Orellano.

Acceso al conservatorio

A lo largo de todo este tiempo, Orellano, quien empezó a tocar música contemporánea, también se ha visto atraído por la música clásica y no deja de formarse. De hecho, el base del CB Santurtzi estudia duro para realizar los exámenes de acceso al Conservatorio de Sarriko, donde tiene previsto estudiar canto. “La principal causa para fichar por el Santurtzi fue poder estar junto a mi novia que es de Amurrio, pero también ayudó el hecho de poder intentar acceder al Conservatorio”, reconoce Orellano, quien el año pasado jugó en el Marín de LEB Oro -Segunda División del baloncesto-. Ahora, disputa la Liga EBA con el CB Santurtzi y se encuentra muy motivado tanto en el aspecto baloncestístico, musical como personal. “Me encantan Santurtzi y Ezkerraldea, estoy muy feliz aquí”, reconoce Juanchi Orellano. Aspira a dedicarse profesionalmente en un futuro al mundo de la música. Para ello, se esforzará al máximo cada día al igual que lo hace en la cancha.