No cabe duda de que la pandemia lo ha cambiado todo. Ha hecho variar la forma de relacionarse, ha hecho que sea indispensable el uso de las mascarillas y ha limitado los actos multitudinarios hasta casi hacerlos desaparecer. En una sociedad en crisis y en constante cambio, los más perjudicados suelen ser los que ya partían en situación de desventaja. Es el caso de las mujeres. Según los últimos datos, desde que se decretará en el mes de marzo el primer estado de alarma a causa de la pandemia ha crecido el número de agresiones a mujeres en el ámbito del hogar. A todo ello, cabe añadirle otras cuestiones como la precariedad laboral femenina y que, normalmente, ellas suelen ser las encargadas de los cuidados en el seno de la familia. Todo esto, con la pandemia, ha crecido, haciendo aún más grande la brecha entre hombres y mujeres.

Por todo ello, una veintena de asociaciones de mujeres y colectivos feministas de Ezkerraldea y Meatzaldea tomaron parte en la XXI edición de la Marcha de Mujeres, una edición que nació con el lema Nuestras voces, nuestra fuerza y que partió desde la rotonda de Kabiezes. Santurtzi fue el punto de partida de este acto enmarcado en la conmemoración el próximo miércoles del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, pero la marcha discurrió por todos los municipios de Ezkerraldea hasta concluir pasadas las 14.00 horas en la Herriko Plaza de Barakaldo. Mujeres mayores, de mediana edad, jóvenes... La marcha y la reivindicación de que se erradique la violencia hacia las mujeres y que haya una igualdad real entre hombres y mujeres sirvió para unir generaciones.

En esta ocasión, debido a la pandemia ha sido mucho más complicado poder organizar esta marcha que se ha convertido en todo un símbolo de las acciones que, cada año, se desarrollan en la comarca para conmemorar el 25-N. Para reducir las posibles aglomeraciones, en esta ocasión, se optó por hacer una marcha por relevos, es decir, la mayoría de los grupos harían tramos de la marcha, preferentemente, los que pasasen por su municipio. “Este año, debido a la pandemia, nos ha costado más que nunca poder organizar esta marcha, pero aquí estamos. Quizá tengamos más razones que nunca para tomar las calles”, señaló Mireia Sáiz, representante de Argitan.

Y es que el confinamiento ha hecho que las mujeres víctimas de malos tratos tengan que convivir durante más tiempo con sus verdugos y, todo ello, ha hecho que se incrementen los casos de violencia de género. Por desgracia, este año en Ezkerraldea y Meatzaldea ha habido que lamentar dos asesinatos machistas, el de Miren y Paola, madre e hija residentes en Abanto-Zierbena que fueron asesinadas a manos de su marido y padre respectivamente. Ellas son dos de las cuatro mujeres que han sido asesinadas en Euskal Herria a lo largo de 2020 y su recuerdo estuvo muy presente a lo largo de esta marcha. “En lo que llevamos de año han sido asesinadas cuatro mujeres en Euskal Herria y miles han sufrido violencia machista. Especialmente, el recuerdo de Miren y Paola, vecinas de Abanto-Zierbena asesinadas estará muy presente en esta marcha”, indicó Sáiz en la salida del acto. Así, poco a poco, paso a paso, la pequeña marea morada contra la violencia y por la igualdad, fue cubriendo su recorrido. Desde Kabiezes, casi en línea recta, llegaron a Portugalete, donde representantes de los colectivos de la villa tomaron la pancarta de la manifestación, cabecera que habían ocupado representantes de grupos de Santurtzi en el inicio de la marcha. Al recorrer la calle General Castaños, pasaron junto a un mural que reza Feministok Planto. Una obra que pone imagen a un movimiento que se planta ante la violencia y las desigualdades. La marea morada también llegó a las calles de Sestao donde, tras el paso de la marcha, se leyó un manifiesto en la plaza del Kasko. La última parada de la marcha fue en Barakaldo. Allí, también resonaron lemas como Erasorik ez, erantzunik gabe y Gora Borroka Feminista. Ese fue el sonido de los últimos pasos de una marcha que pide que se den pasos firmes para erradicar la violencia machista y hacia la igualdad real.