Una explosión de energía en azul sacude al entrar en la luminosa galería de arte de Estíbaliz Romaña. Cada uno de sus cuadros en los que están muy presentes arena, mar, naturaleza y exotismo contiene un pedazo de su alma y no es para menos, porque cuando abre la puerta del espacio de exposición lo hace literalmente a su casa de Balmaseda. Un rincón del Mediterráneo en el corazón de Enkarterri que ha despegado también con un blog en el que comparte su proceso creativo y experiencias sobre crecimiento personal ligadas a su obra a raíz de una iniciativa gestada en el confinamiento, cuando fue seleccionada como “una de los 32 artistas vascos que participaron en la exposición virtual organizada por Unesco Etxea y la sala Artgia de Gasteiz”.Estudió Marketing y Dirección de Empresas y su trabajo “siempre ha estado ligado a las multinacionales”. Por tanto, considera la pintura una vocación tardía, que irrumpió en su vida “hace dos años, como un torbellino que revolucionó mi mundo”. Así, hace dos años pintó el primero de los 21 cuadros que se puede observar en su salón. En una reforma, cuando buscaba una “obra con mar” para un rincón en concreto, su hermano le sugirió que la realizara ella misma. Como nunca antes lo había intentado “me apunté a una academia”. El resultado fue una representación de la playa de Berria de Santoña “en la que veraneábamos de pequeños” que le reportó “una sensación de conexión conmigo misma; le tengo que agradecer a mi hermano por haberme animado y también a mi compañero de vida y familia por apoyarme siempre”.

Retazos de recuerdos del acogedor hotel en el que se hospedó en la isla griega de Santorini, unas ventanas en otro viaje a Croacia, paisajes de Ibiza o Túnez componen más de las instantáneas en las que ha depositado su seña de identidad. Y es que todos los cuadros incorporan objetos de los enclaves que representan: piedras, conchas, cuerdas… o detalles más entrañables. Para un cuadro de una puerta “necesitaba un pomo y mi madre me trajo el de nuestra casa de la infancia”. Recibe encargos, para los que invita a quienes se ponen en contacto con ella a aportar esos objetos con significado. Además, en el momento de la entrega adjunta un texto sobre la obra. La galería se puede visitar con cita previa “y en grupos reducidos de cuatro o cinco personas”, pero los cuadros también figuran en la página web www.estibalizromana.com.

La pintura se ha revelado como todo un descubrimiento para Estíbaliz, quien reconoce siempre me he caracterizado por “planificar” y, sin embargo, con el pincel en la mano “dejo que todo fluya, y mi corazón me guíe”. Tiene la suerte de que su vida laboral le permite dedicar tiempo a su pasión “por las tardes y los fines de semana”. Además, con el coronavirus “paso más tiempo en casa”.

Esta etapa de reflexión la ha conducido a la siguiente fase, con la potenciación de sus perfiles en redes sociales y la puesta en marcha de un blog. “Publico artículos semanales sobre crecimiento personal basados en mi propia experiencia con el fin de inspirar a quien los lea y entre todos formar una comunidad de crecimiento personal, despertar e inspiración. Hablo de los cuadros y de cómo a través de la pintura me voy descubriendo a mí misma y el mundo que nos rodea, de ilusiones que quiero transmitir: dar luz, sentir, soñar y vivir por si alguien se anima a dar un impulso a esas actividades que les apasionen, pero a las que no les conceden demasiada importancia”, reflexiona. Lo refleja en uno de los cuadros que presentó a la convocatoria de Unesco Etxea y la galería gasteiztarra, en el que dio vida a una puerta “con la que pretendo representar esa mirada hacia dentro de nosotros mismos para ver todas las cosas buenas que tenemos; a veces no nos da tiempo de pararnos a pensar”.