Era habitual que desde la celebración de la Virgen de las Nieves, el pasado día 5, hasta San Roque, el 16, Lanestosa multiplicara su población de unas 250 personas con visitantes que descienden de la villa encartada y celebraban allí sus fiestas para después poner rumbo a la Aste Nagusia de Bilbao o a vacaciones en destinos más lejanos. En la temporada estival del coronavirus, el fenómeno se repite de forma todavía más visible, pero con un cambio sustancial. Y es que “este verano estamos viendo mucha más juventud”, valora Pedro, que regenta el bar Rosi desde hace cuarenta años, una percepción que coincide con la del alcalde, Martín Crespo: “Han venido familias al completo”. El regidor confirma que “pese a que surgió un bulo”, no hay positivos por covid-19 en el municipio y, en cualquier caso, “el frontón está preparado” por si la situación cambiara y necesitaran efectuar las pruebas.La primera quincena de agosto se notó más la afluencia en el centro histórico de la localidad más pequeña de Bizkaia, que recibió el título de villa en 1287, aún sin las fiestas patronales de la Virgen de las Nieves. Huérfanos de la danza de las varas recubiertas con flores que se baila el 5 de agosto, solo se mantuvo en el programa la misa en la iglesia de San Pedro. Para evitar aglomeraciones, tuvieron lugar dos celebraciones, a las 9.00 y las 12.00 horas. “Se había establecido un aforo de 52 personas y estábamos en torno a veinte”, atestigua el alcalde. Puede que influyera la prudencia de los vecinos mayores, que continúan midiendo sus salidas a la calle, y el hecho de que de la eucaristía del mediodía fuera transmitida en directo por Facebook. Así, “muchas personas de Argentina o México que tienen antepasados de Lanestosa” pudieron conectar con sus orígenes sorteando la imposibilidad de viajar.

El 16 de agosto, día de San Roque, la cofradía fundada hace dos décadas para rescatar esta festividad que conmemora la ocasión en que Lanestosa se salvó de la peste negra y prometió a cambio venerar a San Roque -ocasión que rememora una placa en la iglesia- organizó un aperitivo a la salida de misa y una merienda popular tras la procesión del santo. Un plan inasumible por la alerta sanitaria. En su lugar, fue inaugurado un mural con fotografías cerca del templo, que cuenta con un panel de información útil.

“Sí que hemos detectado más movimiento. Al final la gente ha querido salir después de todo lo que pasamos en el confinamiento, pero buscando los pueblos del interior”, concuerda Elena Álvarez, al frente del restaurante El Fogón.

La proximidad ha sido un valor al alza, ya que la mayoría de los turistas “proceden de otros sitios de Bizkaia”, aunque Lanestosa también ha dado la bienvenida a visitantes “de Andalucía”. Elena extrema las precauciones en la limpieza y desinfección de su establecimiento “cada vez que alguien se levanta”. Durante años guía turística, “hasta que empecé con el restaurante y me resultó imposible compaginarlo”, destaca la gran riqueza patrimonial y a veces desconocida de Lanestosa. “Todo el que viene alucina”, dice, para a continuación recomendar “un paseo por el casco histórico en el que se pueden admirar casonas de indianos y casas de labranza o rutas de senderismo para quienes prefieran la naturaleza”.

Albergue y autocaravanas

En la misma localidad existen varias opciones para pernoctar. El Ayuntamiento está a punto de adjudicar la gestión del albergue municipal, que consta de “cinco o seis habitaciones individuales y dos con alrededor de veinte literas cada una, además de cuartos de baño y un bar restaurante”, enumera el alcalde. El área de autocaravanas de 6.000 metros cuadrados y 22 parcelas “se llena más bien a partir de septiembre”. Totalmente automatizada, se accede con una tarjeta que funciona los 365 días del año las 24 horas del día y se puede adquirir en establecimientos de Lanestosa. Dispone de servicios, ducha, electricidad, fregadero, recarga de agua potable y vaciado de aguas negras y grises.