Nacidas en la recta final del siglo XX, Zelai Ruiz García y Oihane Zunzunegi Madinabeitia se han embarcado en un proyecto empresarial de revelado tradicional, Filmtoki Lab, que puede sonar a “vintage”, ya que hunde sus raíces en los orígenes de la fotografía analógica o química donde el revelado era una labor artesanal, pero que está de plena actualidad pues cada vez más aficionados a este arte visual rechazan la compulsividad de la fotografía digital y buscan un revelado de calidad. Una cuestión que no es baladí por cuanto la fotografía analógica, por la limitación inherente a la capacidad del carrete o del rollo y el uso manual de la cámara, exige de una mayor contemplación, una concentración y una discriminación de la imagen de difícil parangón en la era del píxel y el resultado es un pequeño tesoro encapsulado a la espera de revelarse.

“Cada proceso, sea digital o analógico, tiene sus características particulares que lo hacen especial y en el caso de la fotografía química lo que la hace especial es el grano, el polvo y esa textura que parece que las fotos se pueden hasta tocar. Son como más físicas, más reales y la mayoría de la gente que utiliza este tipo de fotografía química sabe esas características y lo tienen en cuenta. Si lo que buscas es un resultado completamente perfecto en cuanto a una gran nitidez y limpieza, en la fotografía química no lo vas a encontrar”, sostiene Zelai Ruiz, una ortuellarra licenciada en la Facultad de Bellas Artes de la UPV, que reconoce que en su familia “no hay nadie relacionado con el mundo del arte”. Contrariamente, la galdakaoztarra Oihane Zunzunegi, licenciada en Comunicación Audiovisual en Leioa destaca que “en casa hay muchos cuadros y muebles pintados por mi aita que es el artista de la familia, pero cuando me enseñaron las cámaras que tenían guardadas, curiosamente la que sacaba las fotografías era mi madre. Así que la visión de cada uno ha sido y es fundamental siempre”.

Filmtoki Lab

Ambas jóvenes emprendedoras coincidieron en octubre del pasado año en un Máster de Fotografía de Moda y Publicidad del Centro de Fotografía Contemporánea de Bilbao donde se conocieron y donde dieron alas al proyecto Filmtoki Lab cuyos resultados pueden verse en su página de Instagram @filmtoki. “A día de hoy dedicamos un espacio de la cuenta a los clientes para darles a conocer, subiendo cada semana tres fotografías suyas hablando un poco sobre lo que nos ha transmitido esas fotografías, hablando también y haciendo reviews sobre el carrete utilizado, etc. Aparte, creamos secciones para responder a dudas que van surgiendo como los forzados, viajar con carretes o cuestiones técnicas, etc.”, señala Oihane quien como Zelai confía en que, tras el parón que ha supuesto la pandemia, puedan retomar en otoño esta empresa que trata de cubrir un hueco en la oferta existente para este mercado de nostálgicos de la calidad tradicional.

“La verdad que tratamos de dar un trato muy cercano y resolver todas aquellas dudas que surjan: Si vemos que un carrete muestra algún símbolo de fallo se lo comunicamos también al cliente y le tratamos de explicar el porqué podría haber pasado”, explican estas jóvenes que de momento cuentan en su cartera con aficionados y profesionales de entre 18 y 44 años. “Nos quedamos con que regalamos esa felicidad de recibir un email en el que las fotografías que tanto ansiabas por fin las puedes tocar”, resumen estas emprendedoras que han adaptado el famoso slogan de Kodak: Tú presionas el botón, nosotras hacemos el resto.