Portugalete recuperó el jueves, tras mes y medio de ausencia, uno de sus clásicos: el Mercado de Aldeanas. Con estrictas medidas de seguridad y de distanciamiento, los puestos volvieron a tomar las inmediaciones del kiosco de música de la localidad jarrillera, pero lo hicieron de una forma muy diferente a lo que fue la última edición del mercado. Dos vigilantes controlaban la afluencia, preguntaban a los visitantes a qué puesto iban a ir para, de esta manera, permitir un máximo de dos personas por puesto. Allí, les esperaba en cada punto de venta un solo dependiente que, con sus respectivas viseras y a una considerable distancia de seguridad atendía a la clientela. "Esta pequeña vuelta a la normalidad es un paso muy importante para todos. En cuanto tuvimos la confirmación del Gobierno vasco de que se retomarían los mercados agrícolas nos pusimos en contacto con los productores para poder volver a hacer el Mercado de Aldeanas", explicó Txema Ezkerra, edil de Promoción Económica, Empleo, Comercio y Turismo del Ayuntamiento de Portugalete. El Consistorio jarrillero dotó a los productores de viseras de protección para trabajar con una mayor seguridad.

Una de las productoras que volvió al mercado fue Mari Carmen Aparicio, una de las clásicas de esta cita, pues lleva ocho años vendiendo aquí sus productos. "Estoy muy contenta por volver y más allá de por poder vender mis productos, estoy contenta por recuperar el contacto con la clientela", reconocía esta mujer. Ella, al igual que el resto de sus compañeros de mercado de ayer, tiene menos de 65 años, una de las restricciones que se han puesto a los expositores de este evento que es una estampa típica de Portugalete los jueves y sábados. El poder volver a vender, el poder retomar, aunque con mucha cautela, su actividad, es puro aire para los productores.

"De alguna manera, había que volver a al mercado. En este primer día, mucha gente no sabrá ni que estamos, pero seguro que el boca a oído empieza a funcionar", señaló José Miguel Irazabal, un basauritarra que lleva 27 años vendiendo plantas en este mercado del que dice que "hace 20 años era el mejor de Bizkaia en número de ventas". La situación, sin duda alguna, es muy delicada para este sector. El género perdido en este mes y medio de parón no se puede recuperar y esto supone un obstáculo más en un sector ya muy castigado de por sí. "Pienso en no seguir con el negocio unas tres veces al día, pero siempre me acabo arrepintiendo. Me gusta mi trabajo y seguiremos adelante. La situación es preocupante, pero no solo para nosotros, ahora mismo pienso en los comerciantes y hosteleros que están sin poder abrir sus negocios. Su situación es también muy complicada, complicadísima, ojalá puedan volver a abrir todos", indicó José Miguel.

La de ayer era una jornada de adaptación para los productores y también para los clientes. Adaptarse a la nueva realidad, concienciarse de que, al menos durante unos meses, las formas de comprar han de cambiar. El chip, en gran parte, ya ha cambiado entre la clientela por lo que se pudo ver en la jornada de ayer. El respeto de la cola, las distancias de seguridad y de no acercarse al género fueron una constante salvo algún pequeño lapsus motivado más por costumbres pretéritas que por no querer cumplir las nuevas normas. Los productores volvieron a sentir el cariño de algunos de sus clientes más fieles. Olga Rodríguez no falló a su cita con el mercado en su jornada de reestreno. "Ahora más que nunca es cuando tenemos que dar todo nuestro apoyo y confianza a estos productores. La labor que hacen es muy importante y tenemos que estar con ellos", afirmó Olga, quien mañana podrá volver a comprar en este tradicional mercado.