Trapagaran - El coro Trapagako Abesbatza se presentó oficialmente ante sus vecinos un 28 de enero de 1989 aunque su gestación se inició unos meses antes de la mano del párroco, Txaber Gaztelu Izagirre, natural de Lezama, quien llegaría al municipio minero desde Alonsotegi. Han pasado pues 30 años de andadura de esta masa coral que llegó a contar con cerca de 90 voces mixtas y que siempre ha estado bajo la batuta de este sacerdote que además de este coro dirige otro grupo coral en la zona alta de Trapagaran -Meatzalgo Korua- y que, como le definen los coralistas, es un hombre “muy perfeccionista y además es un gran musicólogo y eso se nota”, aseguran los coralistas que se citan con DEIA para relatar su periplo. Los comienzos de Trapagako Abesbatza, como casi todos los coros populares de la zona, fueron bastante notables puesto que la ilusión por sumar voces a la cultura popular era un clamor de ahí que en las primeras fotos que aún se guardan en los locales que la agrupación tiene en la Fundación Durañona de Trapagaran (situada un edificio aledaño al ayuntamiento trapagarandarra) puede verse a un magnífico coro adulto que ha llevado a lo largo de estos años su amplio repertorio por diferentes localidades, “sobre todo a festivales, y festividades, incluso a bodas pero nunca a concursos”, aunque como señala Margarita, una de las veteranas coralistas ya que tiene el carné número 9, “Txaber nunca ha sido amigo de ir a concursos aunque en algunos de ellos hemos comparecido pero yo creo que más con la mentalidad de ser unos invitados a cantar que en participar en competición. La verdad es que no hemos ido mucho fuera de nuestras fronteras, salvo cuando fuimos a Lourdes, aunque sí hemos sido habituales en ciertas localidades con una gran tradición coral como puedan ser Llanes, en Asturias, o Torrevieja, en Alicante, donde son célebres sus concursos de habaneras”, señala Oliver Armesto uno de los componentes de esta agrupación con una media de edad de 70 años que ven con tristeza cómo ha ido bajando el número de vocalistas.

Renovación “Recuerdo que cuando empezamos comentábamos que parecíamos un grupo de gitanos de todos lo que nos juntamos y Txaber nos decía: esperad unos años y ya veréis como no seréis tantos “, apunta Margarita. No se equivocaba en la predicción en el año en que presidía el coro, Rufino Aiestaran. Ahora la actual directora Txaro Méndez contempla el goteo de la sociedad. “Necesitamos que se incorpore nueva gente a nuestro coro para continuar con esta actividad tan enriquecedora que no solamente nos permite disfrutar de la música sino que además se convierte en un auténtico grupo de amigos y amigas con los que compartir buenos y, a veces, no tan buenos momentos a lo largo del año”, señalan al alimón Margarita, Oliver Enrique, Nieves o Begoña.

“Hemos vivido muchas vicisitudes pues hemos tenido que hacer un auténtico peregrinaje por diferentes locales empezando por el actual del que tuvimos que marchar al palacio de Olaso, luego a las monjas, al antiguo ambulatorio, al que es hoy la oficina de Correos para volver la Fundación Durañona donde ahora llevamos unos cuanto años de tranquilidad con el apoyo incondicional del Ayuntamiento”, reseña Oliver, que anima a la gente a sumarse a cantar. Ellos, los 24 componentes de Trapagako Abesbatza, cerrarán este año el ciclo coral de Navidad con un cuidada selección de villancicos clásicos y populares. Será, curiosamente el día 28.