Portugalete - La solidaridad es entrañable y muestra la mejor cara del ser humano venga de donde venga. Pero si ese espíritu solidario, esa generosidad brota de quienes, a duras penas, tienen para subsistir, su valor se multiplica. Hace más de una década, un grupo de jóvenes de la localidad senegalesa de Beer que trabajaban en Euskadi como manteros llegaron al acuerdo de que, cada uno, pondría diez euros mensuales que irían destinados a ayudar a su ciudad natal. Entre aquellos chicos estaba Alassan Ciss, un joven que llegó a Euskadi en 2006 en busca de un futuro mejor y que vio que el paraíso europeo que se les dibujaba en Senegal, no era tal. “Vine sin saber el idioma y era una barrera muy importante. Llegas a un sitio nuevo, sin conocer la lengua, sin trabajo... Es un proceso muy duro y en el que el mayor problema con el que nos encontramos es encontrar trabajo”, señala Alassan, en quien se ven reflejados muchos senegaleses que se trasladan a Euskadi.

Un buen día, hace poco más de una década, Isa Olaetxea conoció la iniciativa que estaban llevando a cabo aquellos chicos de Beer y les propuso hacerlo en forma de asociación. Así echó a andar la Yapele Beer. “Me pareció una idea muy bonita y no dudé en ayudarles. También hay que reconocer que cuando empezamos no pensábamos que diez años después estaríamos aquí”, explica Isa. Todos a una se pusieron manos a la obra en la elaboración de estatutos y ahí llegó el que, para Isa fue “el mayor choque cultural que he vivido”. “Les pedimos un censo de población de Beer y nos dijeron que eso no existía”, recuerda. A grandes males, grandes remedios, un grupo de personas de Beer fue, casa por casa, contando el número de habitantes que hay en este municipio situado a una hora de Dakar. Así se inició un gran proyecto que, sin duda ha mejorado sobremanerala vida de los habitantes de Beer. Gracias a la labor solidaria de Yapele Beer la ciudad cuenta con un centro de salud que es de absoluta referencia en la zona, el logro más destacado de los varios que la asociación ha puesto en marcha hasta la fecha. “El cariño que nos tienen en Beer es impresionante. Cada vez que vamos nos reciben como si fuéramos estrellas... Y eso no nos gusta, porque nosotros solo tratamos de hacer algo tan normal como ayudar a nuestra ciudad”, apunta Alassan. Volcarse con una localidad en la que, paradójicamente, Isa aún no ha estado. “Yo si voy a Beer, no vuelvo”, explica esta mujer entre risas. “Estamos deseando de que Isa conozca Beer, porque, para nosotros, ella es una habitante más de la ciudad”, ahonda Alassan.

fiesta aniversario A raíz del nacimiento de Yapele Beer que, actualmente, cuenta con cerca de 25 socios, han surgido iniciativas similares de nativos de Beer que viven en lugares tan diversos como Italia, Francia y Alemania. “Beer es una gran familia en la que se sostienen los unos a los otros”, describe Isa. Este próximo miércoles será, sin duda, una fecha muy esperada para Yapele Beer, ya que, desde las 18.00 horas, celebrarán la fiesta de su décimo aniversario en el centro cultural Santa Clara. El nombre de la jornada no podía ser otro que De inmigrante a cooperante, un lema que marca perfectamente el camino que han cubierto la inmensa mayoría de los integrantes de Yapele Beer. “Está todo el mundo invitado. Que vengan a disfrutar con nosotros y, si aún no nos conocen, que vengan porque podemos aprender mucho unos de otros. Estamos aquí para mejorar nuestro entorno y, también nuestra tierra”, concluye Alassan.