LA Finca Munoa fue la residencia de verano de Juan Echevarría Lallana y en estas instalaciones también vivió el empresario Horacio Echevarrieta. A lo largo de su dilatadísima historia, la finca y el palacio ubicados en Llano han sido testigos de multitud de eventos y fiestas y este fin de semana suma una celebración más a su historial con la celebración de la tercera edición de Munoa Bizi. Hasta esta tarde, este evento llenará de actividad, color y vida la Finca Munoa con el objetivo de seguir dando a conocer entre la ciudadanía esta joya patrimonial barakaldarra.

Acudir a la Finca Munoa durante este fin de semana es, sin duda, toda una experiencia de la que, sobre todo, podrán gozar y ya han gozado los más pequeños. Son ellos los principales protagonistas de una cita que busca fusionar la promoción del patrimonio histórico y monumental de la localidad fabril y la diversión de la ciudadanía. Y hay un buen número de alternativas para divertirse en Munoa Bizi. Así, entre los jardines de la inmensa finca los más txikis -y también los mayores- podían disfrutar de juegos tradicionales. Juegos de madera, de esos que, pese a su sencillez, podían mantener durante horas y horas entretenidos a los niños de hace unas cuantas décadas. Este fin de semana se está demostrando que dichos juegos también pueden cautivar a los niños y adolescentes de la generación de la Playstation 4, las tablets y los teléfonos móviles. Solo hacía falta echar una ojeada por la zona de juegos tradicionales, situada en una de las alas de la finca, para darse cuenta del éxito que estaban teniendo esos juegos que consistían, por ejemplo, en llevar una bola de madera por un itinerario concreto hasta otros punto, o los archiconocidos bolos, entre otros. Eran juegos que se podían compartir en familia y muestra de ello eran Jonathan y su sobrina Alexandra, quienes estuvieron disfrutando entre los distintos juegos que se prepararon en este área de la finca. “Están muy chulos los juegos”, señaló Alexandra ante la mirada de su tío. Ella visitaba por vez primera la Finca Munoa y la descubrió como si fuera un auténtico patio de juegos. “Es muy importante que se dé a conocer este lugar entre la ciudadanía con eventos como este. Nos divertimos y, además, conocemos un lugar tan bonito como este”, señaló Jonathan.

Las familias eran mayoría en la primera jornada de Munoa Bizi. Se podía ver a tres generaciones juntas disfrutando de los jardines de la finca y de las atracciones que se han colocado para la ocasión. Abuelos, padres y nietos juntos gozando de una joya del patrimonio barakaldarra. Iván González y María Jesús Pereira acudieron hasta Munoa con sus hijos Iker y Asier. Ellos sabían bien lo que se encontrarían puesto que ya son todo unos expertos en Munoa Bizi. “No es el primer año que venimos y lo que más nos gusta son, sobre todo, la noria y las actuaciones que hay. Venimos a pasar la mañana y, quizá volvamos mañana -por hoy-”, indicó Iván. La noria era el gran atractivo de lo que se podía vivir en el exterior y así lo atestiguaban las colas para montarse en ella, pero, por vez primera, las actividades también se han trasladado al Palacio Munoa. Allí, un cuentacuentos muy especial aguarda a los más txikis. Hay muchas maneras de contar historias, tantas como la imaginación permite crear y, una pequeña parte de ellas se pueden disfrutar hasta hoy en el Palacio Munoa. Los más txikis, sentados en el suelo, escuchaban las historias y las canciones de los narradores que dieron forma a historias cargadas de originalidad.

Fuente de arte Mientras el movimiento tanto en la Finca como en el Palacio era incesante, había cerca de una decena de personas que estaban fijas en un punto determinado de la Finca Munoa. Eran artistas que buscaban su punto de inspiración para dar su visión artística y personal de estas instalaciones que guardan parte de la historia de Barakaldo. Entre los pintores que en la mañana de ayer dejaron fluir su arte y talento en la Finca Munoa estaba el bilbaino Javier Gorostiaga. Sobre las 10.30 horas, comenzó a dar forma a su obra, composición en la que estuvo trabajando cerca de dos horas y media. Para él, era la primera vez que visitaba este lugar y lo hizo para reflejarlo en un cuadro. “Es motivador pintar aquí, frente al palacio. Lo más complicado es que hay viento y eso dificulta un poco pintar. Pero tengo claro que si se vuelve a repetir la experiencia el año que viene, intentaré volver para pintar”, señaló Gorostiaga.

Pintando un cuadro, escuchando un cuento, subidos en una noria, viendo una actuación en directo o jugando a juegos tradicionales. Sea como fuere, este fin de semana la Finca Munoa es todo un carrusel de sensaciones con la celebración de Munoa Bizi.