Muskiz - Las recientes inundaciones registradas sobre todo en el Levante español han dado un claro aviso a los responsables del desarrollo territorial sobre lo que puede pasar en muchas cuencas hidrográficas con fenómenos como la DANA, que por culpa del cambio climático pueden sobrevenir con mayor frecuencia y contundencia, y un toque de atención para tomar medidas sostenibles para evitar sus contratiempos. Unas inundaciones que se vivieron en Muskiz con una sensibilidad especial por cuanto este pequeño enclave del oeste vizcaino, marcado históricamente por los “aguaduchos” -las crecidas del Barbadun-, tiene en el agua su más notable símbolo definitorio. “Tenemos todas las aguas”, resume Koldobika Unzueta, presidente de la asociación Rediseñando Muskiz Zirriborratzen (RMZ) que desde 2011 trata de fomentar la participación democrática y libre de la ciudadanía de Muskiz en los temas que le preocupan del desarrollo territorial sostenible y humano.

“Muskiz tiene todas la posibilidades del agua empezando por el mar cuyas mareas son inapelables y cuyo nivel va a seguir subiendo de manera continuada. Tenemos el río Barbadun que llega a la desembocadura, en las marismas de Pobeña y la playa de La Arena, recogiendo aguas de diferentes arroyos desde el Kolitza a las que se suman las aguas que desde Abanto-Zierbena llegan a través del río Cotorrio y las de las escorrentías de nuestros propios montes. A ello se añade el hecho de que la parte baja de Muskiz es una llanura de inundación que se ha ido desecando de manera continuada haciendo que el agua, cuando hay crecidas, anegue el centro urbano”, describe Unzueta quien alerta de que el PGOU de Muskiz debe ser consciente de que el agua “es fuente de vida pero seguirá siendo fuente de problemas cada vez mayores si seguimos poniéndole barreras en vez de empezara copiar a la naturaleza”.

En este sentido Koldobika refiere los ejemplos del humedal alavés de Salburua -capaz de crear una lámina de agua de unas 60 hectáreas para regular las crecidas del Zadorra y que está sirviendo de referente internacional- o el parque urbano inundable de La Marjal en Alicante que con 3,6 hectáreas es capaz de acoger hasta 45.000 m3 de agua de las crecidas.

Piscina “Nos empeñamos en ir contra la naturaleza en vez de copiar sus soluciones”, señala el presidente de RMZ, asociación que a través del consejo asesor de planeamiento del Ayuntamiento de Muskiz postula la creación de un gran parque urbano inundable en los terrenos que discurren de manera paralela al cauce artificial del arroyo Cotorrio entre las cercanías del cruce de San Martín y los terrenos de juego de El Malecón o los terrenos del antiguo almacén de Petronor junto al polideportivo municipal.

A juicio de RMZ estas balsas antiinundaciones supondrían una mejora hidráulica, medioambiental y un elemento atractivo que incluso podría contar con financiación supramunicipal. “ Nuestra propuesta no siempre se ha visto con buenos ojos, por parte de los partidos políticos pero el cambio del contexto está haciendo que nuestra visión sea cada vez más atinada a lo que se recogen en las Directrices de Ordenación del Territorio (DOT). De hecho, el Gobierno vasco está revisando el Plan Sectorial de Costas ante los cambios que se están dando por efecto del cambio climático lo mismo que URA”, explica Unzueta quien destaca que “desde RMZ nos hemos opuesto al preavance del PGOU que plantea que donde nosotros vemos una solución quieren poner otro problema desarrollando una carretera que supondrá una nueva barrera para el agua”.