Bilbao - “A lo largo del siglo XVIII aparecen en zonas rurales las primeras plazas de toros fijas en Bizkaia, en directa relación con la dedicación ganadera predominante sobre todo en Enkarterri, cercanas a ermitas e iglesias y, en algunos casos a boleras”, explica el historiador de Turtzioz Jesús Mari Palacio. Cuatro subsisten en su localidad, la principal de las cuales, la situada junto a la iglesia de San Pedro volverá a albergar un festival taurino en las fiestas patronales. Será el próximo día 29 desde las 18.00 horas con novillos de la ganadería Buenavista para el vizcaino Iván Abásolo y Varea.

El torero de Orduña agradece “la delicadeza del Ayuntamiento de Turtzioz, que se acuerda de mí” y “a la familia Fraile, que me ha acogido en su casa como a un hijo para seguir una preparación exhaustiva, aunque luego a veces las cosas no salgan como pensaba”. Es “el único matador de toros vizcaino, al que se negó la alternativa en Bilbao; la tomó finalmente en Robledo de Chavela, Madrid, con el llorado Iván Fandiño en el cartel”, “Fandiño, que por cierto, también participó en festejos en nuestro municipio”, apuntó Jesús Mari Palacio. Por ello, el alcalde, José Manuel Coterón, apostó por “echar una mano” al diestro de la tierra, “aunque otros le ignoren”. Junto a él estará en la plaza de toros de Turtzioz Varea, que “ha toreado este año en Valencia y Santander”. “Tomó la alternativa en la ciudad francesa de Nimes compartiendo cartel con José Mari Manzanares”, apunta Jesús Mari Palacio, quien recuerda haberle visto “de novillero hace cuatro años en Santander junto con Roca Rey”, uno de los actuales líderes del escalafón.

La empresa encargada de la ganadería ha realizado “un esfuerzo importante” para esta cita, según su representante, Diego García. “Se me hizo hincapié en que se trata de una zona de tradición ganadera donde las novilladas siempre han estado bien presentadas”, señala. El 29 de junio “será muy difícil que fallen” las reses de Buenavista que “hace solo dos días han formado parte de la feria madrileña de San Isidro”.

Excursión de un día El acto central de las fiestas se presenta como un aliciente para los aficionados a la tauromaquia. La peña taurina Santurce ha organizado una excursión de un día a Turtzioz, con reserva previa en el teléfono 649 557 549. El programa incluye el traslado de ida y vuelta en autobús (salida a las 11.30 horas en la plaza Moyúa), comida en un restaurante del entorno y entrada al festejo, abonando sesenta euros.

Con la prohibición de los toros en Sopuerta hace seis años y su desaparición del cartel de las fiestas del Carmen de Balmaseda, Karrantza (después de que los vecinos lo avalaran en referéndum también en 2013) y Turtzioz permanecen como los únicos municipios de la comarca donde se hace el paseíllo. “No entiendo mucho de toros, pero soy aficionado y creo que es bueno para situar al pueblo”, asegura el alcalde, José Manuel Coterón, quien prometió que “mientras yo siguiera en el Ayuntamiento el festival taurino iba a continuar”. “Me acuerdo que, cuando éramos niños, la fiesta de los toros representaba el día más importante del año”, rememoró.

Once plazas en Enkarterri Situada en la calle principal de Turtzioz enfrente del palacio donde el gobierno del lehendakari Aguirre se refugió durante la Guerra Civil, el actual coso fue inaugurado en 1958, imitando las características de sus tres antecesoras en la misma localidad, las de San Roque, Cueto y Gordón. “Se trata de plazas pequeñas, cuyo ruedo está cerrado por una barrera de mampostería. El pórtico de la iglesia o ermita solía servir de tribuna y el público se repartía por las laderas y los alrededores. Cuando la audiencia lo requería, se colocaban tendidos de madera y gradas adosadas a la madera”, describe Jesús Mari Palacio. A día de hoy se conservan “once cosos en Enkarterri: en Turtzioz, Karrantza, Sopuerta y Artzentales”. Ninguna de las dos villas, “Balmaseda y Lanestosa, dispuso nunca de plaza permanente”.

Los festejos (Turtzioz llegó a programar seis en la misma temporada) son herencia de la cultura ganadera. “Alrededor de 1700 pastaban en los montes 7.000 reses”, muchas de las cuales se bajaban para la lidia y se transportaban a la plaza en carros tirados por bueyes.