Balmaseda - En breve se descolgarán las túnicas y los pasos abandonarán el lugar rumbo a las procesiones. El graderío ya ensamblado justo enfrente y la entrada principal transformada en escenario del ahorcamiento de Judas, el juicio ante Pilato, la flagelación, la primera caída y los encuentros con la Virgen y María Magdalena evidencian que el museo de la Pasión Viviente de Balmaseda está a punto de cerrar sus puertas para que los objetos que custodia cobren vida durante la Semana Santa gracias a la implicación de cientos de personas. Pero antes, el centro de interpretación ubicado en el Campo de las Monjas se reconvirtió en estudio de radio con motivo del décimo aniversario de su apertura. Un amplio elenco de vecinos que viven la tradición desde diferentes perspectivas abrió sus sentimientos para el programa de Onda Vasca Nunca serás tan joven.

Los cinco retablos de los siglos XVII y XVIII y el segundo órgano más antiguo de Bizkaia que se conservan en la que fuera iglesia del convento de las Clarisas presidieron las intervenciones ante los micrófonos de Jokin González, Txemi del Olmo y Rosa Ochoa. “Para los balmasedanos, la Pasión Viviente lo significa todo”, resumió Domingo Martínez. El presidente del club de jubilados de la villa, viejo conocido del programa, sigue participando en la representación a sus 86 años y no quiso perderse la emisión de ayer de dos horas que también contó con música en directo a cargo de la coral Kolitza y la soprano Carmen Parejo, que conmovió con el Ave María de Schubert.

Para meterse en la piel de los protagonistas y, de Jesucristo en particular, se busca “una imagen, personalidad, sensibilidad, capacidad de retentiva y transmitir”, enumeró, José Ángel Ramón, Zarra, director artístico de la escenificación desde hace 46 años. En las jornadas previas se forja “una energía especial, pero sobre todo perduran amistades para toda la vida”. Lo sabe el presidente de la asociación Vía Crucis Viviente, Pedro Salinas, que cargó con la cruz en su día y acudió a la comida a anual de Jesuses.

Y hay relevo personificado en Joseba o Iker, que colaboran en la procesión infantil de la Magdalena. “No solo se alimenta la cantera, sino que aprenden desde jóvenes la responsabilidad de las labores organizativas”, señaló el alcalde, Álvaro Parro.