Karrantza

Para quien no conoce las campas de El Suceso encontrar la ruta hasta la ermita y la colosal figura de la Virgen resultó ayer pan comido, ya que una hilera de coches marcaba el camino hacia el núcleo de la fiesta en honor a la patrona del valle de Karrantza. Un sábado con temperatura agradable garantizaba una afluencia multitudinaria. Y así fue. Miles de personas disfrutaron de una romería que transcurrió sin más incidencias que la amenaza de lluvia y con un ambiente extraordinario.

La gente tenía una fe casi ciega en que la Virgen mediaría para evitar el aguacero del año pasado. "Lo mismo tenemos que salir corriendo en cualquier momento, pero estamos convencidos de que este año no va a llover y por eso no hemos traído carpa para tapar las mesas", dijeron Mari Luz, Pedro, Luis, Mariví, Cristina y Patxi. A media mañana ultimaban los detalles de la preparación en su cuartel general, en el que degustaron una comida de lo más apetecible a base de productos de la zona. Entre familia, cuadrilla y amigos se reunieron en torno a 30 personas llegadas de Karrantza, Zalla, Santurtzi o Galdakao. "Siempre nos juntamos todos en el día de El Suceso", explicaron. Y esta vez han tenido suerte, porque al coincidir en fin de semana no ha sido preciso reservar una jornada de vacaciones para poder asistir.

Aprovecharon el día al máximo y calcaron el programa que cumplieron a rajatabla muchos de los que también se unieron a la celebración. A primerísima hora de la mañana había que tomar posiciones en la campa para hacerse con un buen sitio donde plantar las mesas, sillas, comida y demás bártulos. A ser posible, un rincón con vistas al valle para disfrutar de la sobremesa en un marco de incomparable belleza. Después, la ineludible visita a la figura de la Virgen, que vigila encaramada en lo alto del monte. Dentro de la propia escultura se custodia una imagen que los fieles veneraron durante toda la jornada.

La ermita de El Suceso también permaneció a rebosar en todo momento. Las eucaristías comenzaron a las 8.00 horas y en la misa mayor a mediodía no cabía ni un alfiler en el pequeño templo. "He llegado media hora antes y ya no había sitio, así que tendré que seguirlo desde la calle", lamentaba una feligresa.

Lo mismo sucedía en los aparcamientos habilitados para los vehículos por el servicio de Protección Civil de Balmaseda. Según indicó su jefe, Enrique Pastor, "hemos acotado dos grandes áreas que no están en pendiente para facilitar el acceso". Además, se habilitó una ambulancia por si hubiera que atender alguna urgencia sanitaria. Afortunadamente, "no se han registrado incidentes".

Danzas, música, los puestos de alimentación y artesanía o el colorido de los castillos hinchables amenizaron la espera hasta la hora del almuerzo. Y para terminar el día por la puerta grande la concurrencia lo pasó en grande en los toros.

Pero queda Suceso para rato. El sábado que viene se celebrará la repetición de la fiesta con el campeonato de Euskadi de guisado de oveja. "Lo disfrutamos tanto que no tenemos suficiente con esto. Por eso lo repetimos", presumió un carranzano.