Familias del colegio público Zipiriñe de Sopela retomaron ayer sus movilizaciones para reclamar al departamento de Educación del Gobierno vasco que incluya el proyecto para la construcción de un nuevo centro escolar en el Plan de Infraestructuras 2019/23. Padres y madres del alumnado del centro convocaron una concentración a la salida de la escuela y tomaron la calzada para mostrar su malestar por la demora para solucionar el problema de espacio y masificación que sufre la escuela y que limita servicios esenciales como el de comedor, con cerca de “700 menores en un espacio desbordado, comiendo en tres turnos de 20 minutos cada uno” o que se hayan tenido que habilitar aulas convencionales en detrimento de aulas destinadas a actividades específicas. “Mi hija de 4 años ha tenido que aprender a comer a la carrera para dejar sitio a otros y hay veces que no le da tiempo a comer el postre”, explica Iker, uno de los padres organizadores de la concentración.Por su parte, el claustro de profesores ha manifestado la necesidad de contar “con espacios físicos suficientes que contribuyan al desarrollo de la línea metodológica que se está implementando en el centro”. Por ejemplo, un área adecuada para la siesta del alumnado de las edades más tempranas, espacios comunes entre las aulas, biblioteca, aulas de psicomotricidad, música e informática, sala de usos múltiples, un nuevo gimnasio y tutorías para el profesorado, etc. “Mi hija tiene un día a la semana psicomotricidad, en vez de dos, y el centro no tiene laboratorio porque se ha tenido que reconvertir en clase”, prosigue Iker.

A este respecto, la saturación del centro escolar es un problema de largo recorrido y las 900 familias que lo componen en la actualidad temen que el crecimiento urbanístico del municipio “agrave aún más la situación” sin un nuevo edificio. Así lo manifestaron mayoritariamente en el proceso participativo impulsado por el Ayuntamiento de Sopela el pasado enero. En concreto, el 78% de las personas que votaron en dicho proceso apostó por edificar un nuevo complejo.

Precisamente, antes de la llegada de la pandemia volvieron a salir a la calle para reclamarlo y ahora advierten de que seguirán concentrándose en busca de una solución. “Las movilizaciones no se van a quedar aquí, si hace falta llegaremos hasta el Parlamento. Queremos dotar a Zipiriñe de dignidad”, proclaman.

Por su parte, desde las AMPA de Zipiriñe sostienen que el “malestar” de las familias se ha “acrecentado” después de las últimas reuniones celebradas con el departamento de Educación. “Antes de la pandemia nos reunimos y hubo un compromiso de incluirnos en junio en el Plan de Infraestructuras con el fin de que hubiese una partida presupuestaria para construir el nuevo centro, pero en otra reunión mantenida con la delegación territorial de Bizkaia hace mes y medio retrocedimos en el tiempo. Fue un jarro de agua fría. Por eso vamos a seguir con las movilizaciones hasta que empaticen con nuestra situación. Los padres y madres de Zipiriñe están muy cansados”, apuntan.

El Ayuntamiento, por su parte, se ha comprometido a iniciar el procedimiento administrativo y urbanístico oportuno para ofrecer, “a la mayor brevedad posible”, la parcela de propiedad municipal 221 de Loroño a Lakua para la construcción de un nuevo edificio de Educación Infantil en Sopela.