Adrenalina, diversión, autosuperación, amistad, sensación de libertad… Todo ello va sobre ruedas en el nuevo grupo de skate de chicas de Getxo, donde las buenas sensaciones se mezclan con la técnica, los estereotipos se quedan fuera de la pista y las ganas de actividad se calman durante una pandemia que fatiga. Idoia Casas es la mujer que ha puesto en marcha esta escuela -Nesk8 eskola-, ella les enseña, les anima, les quita los miedos… El municipio getxotarra, con la catedral de La Kantera,catedral y el skate firman así un nuevo idilio.

“Me quedé sin trabajo en el confinamiento y decidí hacer algo que me motivara y me gustara. Empecé en enero con un grupito que ha ido creciendo y ahora estamos quince chicas”, comenta Idoia. Entrenan todos los martes a las 18.30 horas en el skatepark de Berango, apartadas del bullicio que se suele respirar en la pista de La Kantera, en Arrigunaga. “Estamos más tranquilas y es un sitio muy bueno para aprender”, destaca la profesora getxotarra. Las alumnas son de diferentes localidades del entorno, incluso de Bilbao. “Afrontas pequeños retos y sientes la adrenalina cuando te sale algo”. “Diversión”. “Muy buen ambiente”. “Sensación de libertad e independencia”. “También es un poco de rebelión y de deconstruir la imagen que yo misma tengo de los géneros”. “Tiene su parte psicológica al hacer frente a algo que te da miedo, como bajar una rampa”. Son algunas de las reflexiones, expresadas a bocajarro, de las chicas que forman parte de esta escuela de skate. “Lo más difícil es quitarles las vergüenzas y los miedos, ese primer contacto con el patín. Pero cuando se ponen, les encanta. Yo les marco que vayan suavecito y, poco a poco, vamos subiendo el nivel. No se trata de tirarse de primeras por una rampa, que la gente se piensa que va a ser así. Vamos poco a poco, ayudando con las manos…”, aclara Idoia. “Las chicas cogen muy rápido la información, con cuatro nociones importantes, lo llevan a la práctica muy bien, y somos ágiles a la hora de agacharnos, de mover los pies, los brazos…”, añade. Ella sabe bien lo que es crecer sobre un patín. Así ha ido recorriendo su vida, participando en diversos campeonatos -hasta uno en Australia-. “Mi hermano es skater, lo he visto en casa día tras día, año tras año, y he trabajado muchas veces con él, tengo una experiencia dando clases, por lo que ahora no parto de cero”, indica. Borja Casas, de hecho, es una de las referencias del skate en Getxo y hace once años montó La Kantera Skate Eskola.

Así que Idoia disfruta con su papel de profesora, algo que, en efecto, no es nuevo para ella y tampoco se circunscribe al skate. “Me encanta la faceta de enseñar y llevo ya muchos años, porque he dado clases de surf, de skate y de natación y ahora vuelvo con el skate. A mí me gusta mucho enseñar y creo que no se me da mal, porque las veo evolucionar y eso es una satisfacción personal para mí; ver cómo ellas mejoran es muy bonito. Siempre me he encontrado con chicas que me decían que querían aprender, pero al no haber nada concreto, nada oficial, al final se quedaba solo en un quiero”, señala. Ahora, hay una realidad con este grupo: Nesk8 eskola. “Y si el alumno supera al maestro, ya es lo máximo. Ojalá que algún día alguna de las chicas pueda llegar a competir”, desea Idoia.

A más velocidad

Las chicas van acelerando en este deporte que ha abierto sus brazos a géneros, estilos, estéticas... “Cualquiera pueda acceder al patín hoy en día. Igual antes sí que se veía más underground. Ahora es como si fuera natación o cualquier otra práctica”, opina la fundadora de esta escuela. Las skaters siguen siendo minoría sobre el patín, pero muy pronto esa balanza quedará equilibrada, como vislumbra Idoia. “Hay muchas chicas en Brasil, Argentina, Estados Unidos y cada vez más aquí. Hasta ahora, en Bizkaia, no ha habido muchas, pero ahora está creciendo el número con los indoors, porque se ve a muchas niñas allí. Mayores todavía no se ven tantas. Quizás, la siguiente generación sea la que cambie la historia”, considera. La pandemia también ha provocado que el gusanillo por esta disciplina pique más ahora. “Al ser un deporte individual, se anima más gente y, además, todos tenemos muchas ganas de hacer cosas y desconectar”, añade Idoia. El hecho de que prácticamente todos los municipios dispongan de un skatepark ayuda a fomentar esta afición y, a la vez, demuestra que es una pasión con muchos adeptos. “Skate es autoayuda, superación, independencia, te sientes mejor y con más valentía”, subraya esta getxotarra.

Idoia saborea, de esta forma, los resultados de su escuela. Está “contentísima” y más siendo “supermovida” como es ella y ante el frenazo que tuvo que dar por el confinamiento. Pero los inicios de un proyecto suelen ser difíciles, sobre todo, al mirar al bolsillo. “Nos hace falta ayuda porque necesitamos material. Los patines y las protecciones las pongo yo y como cada vez hay más chicas, me hacen falta más. Por suerte, mi hermano me puede dejar material y vamos avanzando en el camino. Lo que es una suerte. Pero también necesitaría ayuda con los desplazamientos, tanto a los entrenamientos como a las quedadas que hacemos”, explica Idoia. Y es que los patinetes tienen un precio que ronda los 150 euros o 200 y las protecciones, unos 50. Pero la ilusión sigue guiando a Idoia, que anima a más chicas a sumarse a este grupo que no está dispuesto a parar (nesk8_eskola en Instagram).