Getxo - La persona que entra en Hasteko se puede echar un poco de lavavajillas en el envase que haya traído de casa, comprar lentejas a granel en un tarro de cristal -suyo o de la tienda-, llevarse un cepillo de dientes de bambú o hacerse con una pastilla de champú. Hasteko es el primer supermercado sin plástico de Euskadi. Está en Algorta (Algortako Etorbidea, 61) y es una iniciativa de Fátima Líbano.

Ella misma dirige este recorrido por su local, próximo a la plaza San Nicolás, donde se mezcla la conciencia antiplástico, con la natural, la ecológica y la de kilómetro cero. No hay nada parecido en el entorno. “Hay muy del estilo en Madrid y Barcelona, pero en toda esta zona no hay nada. Sí hay tiendas de alimentación y on line afincadas en Bilbao que tienen productos como cepillos de dientes, estropajos? Pero de todo combinado esta es la primera y está teniendo muy buena aceptación”, señala esta getxotarra, que levantó la persiana de Hasteko hace dos meses. Por un lado, este supermercado con productos de uso cotidiano sin plástico cuenta con una sección de comida. “Tengo alimentación seca, de momento, hasta ver cómo van yendo las cosas. Hay frutos secos, pastas y arroces, legumbres, especias, desayunos naturales? Hay tres opciones para coger estas cosas: bolsas de papel, que también se pueden reutilizar, de tela y tarros de vidrio. También la gente puede venir con sus propios recipientes: con un táper, su bote, su bolsa? Siempre se les tasa ese peso, para descontar del precio”, apunta Fátima. Luego, hay un rincón para los artículos de limpieza: detergente para la lavadora, limpiahogar, lavavajillas y bicarbonato. Todos ellos sin orígenes petroquímicos ni animales. “Es una sección muy pequeña, porque pienso que sobrelimpiamos todo y yo he optado por tener unos básicos. Esa es otra reflexión: no hace falta lavar la ropa siempre cada vez que nos la ponemos; no somos críos que estamos jugando en el barro. La idea con los productos de limpieza es que la gente reutilice sus envases, así que vienen con el recipiente, se les tara el peso, y se le rellena hasta que ellos quieran, porque esta tienda tampoco tiene una cantidad mínima. Al final, a día de hoy, hay familias de todos los tipos: numerosas, gente soltera, parejas sin hijos? Yo doy la opción de que cada uno se lleve lo que necesita y que no tenga el envase preestablecido”, reflexiona esta emprendedora de conciencia medioambiental.

Además, hay un lugar para la higiene personal. “Para mí, es de lo más importante porque esto sí que lo utilizamos todos los días. Y ya no es que hablemos del uso del plástico, sino de qué están hechas las cosas que nos ponemos en la piel y las que están en contacto con ella”, destaca Fátima. Por eso, en su pequeño súper hay “cepillos de dientes de bambú y brochas de afeitar reutilizables” y también cremas, aceites, pasta de dientes, champús naturales... “Los jabones están hechos por una chica de Erandio, porque también le doy importancia a que los productos sean de kilómetro cero. Me voy poniendo objetivos y si consigo que lo que vendo sea de kilómetro cero, mejor”, admite.

Otra de las metas de Hasteko es reducir a la mínima la generación de basura. “Tengo bastoncillos de bambú con algodón orgánico y otro que es reutilizable, para toda la vida. Porque la tienda está enfocada también al residuo cero. Por mucho que haya materiales biodegradables, hay cosas que las has utilizado diez segundos y ya las estás tirando. Hay que darse cuenta de que hay otras opciones, que nos ayudan al bolsillo y al planeta y así no generamos tantísimo residuo, que estamos desbordados”, considera Fátima. También hay pañales lavables, por ejemplo. Y la copa menstrual, las compresas de tela que se lavan, una esponja que funciona como un tampón son otras de las señas de identidad de este establecimiento único. “Tenía dudas sobre dónde abrir la tienda. La respuesta obvia parecía Bilbao, pero yo soy de Algorta y aquí creo que tenemos bastante conciencia, tenemos el mar al lado, estamos bastante hartos en general, y la respuesta ha sido muchísimo más positiva de lo que yo esperaba”, asegura Fátima, que tiene clientes “mayores, muy mayores” que “están muy enfadados con lo que está pasando porque ellos han vivido sin plástico”, puntualiza esta getxotarra, que está viviendo “una experiencia superbonita”.