Mantiene esa misma mirada dual, la que vela por la atención al día a día de su ciudad, a sus barrios y el banco del vecino, pero sin perder de vista proyectos estratégicos para Bilbao como el Tour de Francia, que hará casi de puente a la próxima legislatura. Juan Mari Aburto reflexiona sobre la movilidad en la ciudad, el comercio y una de sus grandes obsesiones: los jóvenes, su acceso al empleo y la vivienda. "¿No encontramos a gente que necesitamos para trabajar? ¿O no les ofrecemos las condiciones adecuadas? No vale con en el diagnóstico; pongámonos manos a la obra, administraciones y empresas. Tras la emancipación vienen los proyectos vitales y necesitamos a los jóvenes, no en el futuro, sino ahora", incide.Antes de empezar a analizar la actualidad, ¿cómo se encuentra?

—Muy bien, mejor que nunca. Han sido dos años muy duros, con dos operaciones que me han tenido postrado y la pérdida de seres queridos por la pandemia. Pero estoy fenomenal, muy enfrascado en la actividad municipal que es absolutamente frenética.

Queda poco menos de un año para las elecciones municipales de 2023.

—Parece que estamos en la cuenta atrás pero, frente al 'solo nos queda un año', me quedo con el todavía nos queda un año. No hemos parado ni en pandemia y tenemos que continuar trabajando y haciendo muchas cosas por seguir mejorando la ciudad.

¿Va ser un año especial después de la pandemia? ¿Tiene...

—Un año no; ha sido un mandato muy especial. Empezamos el 19 de junio de 2019, tras el verano unas elecciones generales y en marzo la pandemia. Han sido dos años enormemente duros para todos, también para el Ayuntamiento, tomando decisiones a veces sin saber si estábamos acertando y por muy impopulares que fueran. Echando la vista atrás, creo que la ciudadanía nos ha agradecido que hayamos estado al pie del cañón. Y justo cuando estábamos saliendo de esa situación, con dos palabras que tenemos que conjugar todos los días, ilusión y esperanza...

Llega la invasión de Ucrania.

—Efectivamente, con sus efectos económicos pero sobre todo en la vida de las personas. Una chica de 22 años me decía Alcalde, estoy hasta las narices de vivir momentos históricos, quiero vivir momentos normales. Todos tenemos esas ganas de recuperar la normalidad.

Lo que le quería preguntar es si tienen preparada alguna traca final.

—Podría ser el Tour de Francia, casi a caballo entre un mandato y el siguiente. La ciudad está muy viva; sería un error hablar de la transformación de Bilbao solo en pasado. Estamos en un momento muy especial para la cultura, con la ampliación del Museo Vasco, del Bellas Artes, de Bilbao Arte... En términos económicos sigue estando de moda; hemos puesto en marcha en tiempo récord el Parque Tecnológico de Zorrotzaurre en el que ya necesitamos más espacio. Está la plaza San Pedro y mañana serán Basarrate, María Díaz de Haro, Rodríguez Arias, El Peñascal, Zorroza... Pero la traca final, como lo fue inicial, tienen que ser los barrios: nuestro proyecto más importante es el de una ciudad cohesionada, donde todos, vivan donde vivan, se sientan orgullosos de pertenecer a Bilbao. Y eso lo hemos visto en Santutxu, Arangoiti, Zurbaran... Llevo días recorriendo los barrios, viendo lo que hemos hecho y lo que queda, y sobre todo hablando con la gente.

¿Y qué le piden?

—No son grandes proyectos y eso es indicativo de lo bien que está la ciudad. Nos piden bancos para que las personas mayores se puedan sentar, que unos columpios sean cubiertos, actuaciones en el ámbito de la accesibilidad, que para mí es un gran proyecto de ciudad. Cuando llegamos al Ayuntamiento había 20 ascensores, ahora estamos en 60 y habrá que seguir haciendo más. Cada vez que alguien me dice algo de un barrio me lo cargo en la mochila e intento darle respuesta; es lo mejor que podemos hacer. Es una visión dual: mirar cada día a lo que tenemos delante y también a los proyectos estratégicos de ciudad, que no son incompatibles en absoluto sino complementarios.

Esta misma semana se han roto las negociaciones sobre el nuevo calendario de la Policía Municipal. ¿Se lo esperaba?

—Nunca entendí aquel follón inicial porque no se había tomado ninguna decisión, sino que se había presentado una propuesta. Espero que seamos capaces de alcanzar un acuerdo, entendiendo que nos tenemos que adaptar a las situaciones que se están produciendo. A veces hay que trabajar los fines de semana o las noches, aunque a nadie le guste; tenemos que adaptarnos a lo que la ciudadanía demanda, los servicios públicos están para eso. Creo en la profesionalidad de la Policía Municipal y ojalá ese acuerdo llegue cuanto antes.

¿No será para dar servicios a los grandes eventos privados?

—No, para nada; eso son cuestiones puntuales. Bilbao es una ciudad segura pero pasan cosas, claro, y a la gente, y me incluyo, nos molestan muchos las situaciones de inseguridad. El metro inicialmente no funcionaba de noche los fines de semana y hoy lo hace. Los estudios nos dicen que en esas franjas horarias, en esos días concretos, es necesaria más presencia policial. La sociedad va cambiado y un servicio público, como la Policía Municipal, tiene que adaptarse.

Bilbao está a punto de tocar techo en lo que a suelo se refiere, quedan Zorrotzaurre y el entorno de la estación del TAV. Y no podrá crecer en habitantes si no se construye más.

—Queda Zorrotzaurre y Abando, pero también dar el salto a Punta Zorroza, con otro magnífico espacio para la regeneración. Y un área que me parece súper bonita, también a más largo plazo: Elorrieta. El PGOU define desviar la carretera hacia Orixe, pegada al monte; el actual trazado será un paseo extraordinario junto a la ría y todo el espacio que queda en medio, donde hoy están las cocheras de Bilbobus y la maquinaria de limpieza, será un espacio para regenerar y habilitar zonas verdes, viviendas... En cualquier caso, el objetivo no es crecer mucho, sino mantenernos en el entorno de los 350.000 habitantes. Por eso ese proyecto de Bilbao Ciudad Universitaria es muy interesante para que los jóvenes vengan a estudiar y unos cuantos se queden a vivir aquí.

Lo ha dicho en más de una ocasión pero cada vez hay más jóvenes con sueldo y que aun así no puede emanciparse. ¿Tiene alguna solución?

—Tengo dos hijos de 28 y 32 años. El mayor ya vive fuera de casa, en un piso de alquiler, caro me atrevería a decir, y el pequeño todavía está con nosotros. El otro día nos decía que se había apuntado a Etxebide. Tenemos un gran reto con los jóvenes, el empleo y la vivienda, y no podemos quedarnos en el diagnóstico. Pongámonos juntos a trabajar, empresas y administraciones. Debemos fomentar el acceso a un empleo posibilitador de proyectos vitales. Se les traslada que no encontramos a la gente que necesitamos para trabajar pero, ¿les ofrecemos las condiciones adecuadas?

¿Y la vivienda?

—Hay que seguir apostando por la vivienda social pero necesitamos un tipo de vivienda de alquiler para chicos y chicas que no van a acceder a un alquiler social porque sobrepasan los límites pero que con sus sueldos no llegan a comprar una vivienda en el mercado libre; un alquiler que no sea de 1.000 euros ni de 200. Un alquiler tasado, si se me permite la expresión, que permita una vivienda muy digna por 400 o 450 euros. Porque detrás de la emancipación vienen los proyectos vitales. A los jóvenes les lanzo un mensaje muy claro: les necesitamos, tienen que ser protagonistas no del futuro, sino del presente.

¿Algún proyecto en mente?

—Existen ideas en el mundo de las cooperativas que pueden ser interesantes. Es algo en lo que habrá que profundizar en los próximos años.

Lo que sí se ha conseguido es una ciudad más amable para el peatón. ¿Cree que la bicicleta se convertirá en un transporte mayoritario?

—Cada vez más, ya está ganando protagonismo. No como en Utrech, donde son ya un problema pero estamos en un momento bonito. Que todas las bicicletas de préstamos sean eléctricas -y donde tenemos un problema de vandalismo-, reducir la velocidad a 30, la red de bidegorris... Es una apuesta decidida.

No se ha vuelto a hablar de aquella polémica sobre si existiría un peaje para entrar a Bilbao. ¿Fue todo humo?

—No la saqué yo; el PMUS recoge esa posibilidad en circunstancias que a día de hoy no se dan. Pero abogamos por el peatón y el transporte público; tenemos una parada de Bilbobus a menos de 300 metros del 95% de los vecinos, un tranvía y un metro magníficos. Como alcalde, hago una apuesta decidida por esa línea 4 a Rekalde e Irala. Es un proyecto de ciudad y esos barrios, sin ningún tipo de duda, se lo merecen. l

"Necesitamos pisos de alquiler tasado de 450 euros para jóvenes que no llegan ni a vivienda social ni a libre"

"El problema de que los jóvenes no se emancipen exige actuar, no nos podemos quedar en el diagnóstico"

"Bilbao recoge la posibilidad de un peaje para entrar pero en circunstancias que hoy en día no se dan"

"Los vecinos no piden grandes proyectos y eso es indicativo de lo bien que está la ciudad"

"Elorrieta es un magnífico espacio a regenerar, con un paseo junto a la ría, zonas verdes y viviendas"

"El objetivo no es crecer mucho, sino mantenernos en el entorno de los 350.000 habitantes"