Dicen que la gente solamente muere del todo cuando la olvidan, y para que esto no ocurra, más de 20.000 personas han acudido al cementerio de Bilbao con motivo del Día de Todos los Santos. Familiares y amigos aprovecharon para llevar ramos y centros de flores a sus seres queridos, homenajearles, recordarles, y pasar con ellos una soleado día contándoles todo lo que ha pasado desde que no están y expresándoles todo lo que los echan de menos.

El Cementerio de Bilbao contaba como novedad con un espacio de duelo perinatal en el que las familias que pierdan un hijo en el embarazo, el parto o después del mismo. Asimismo, por primera vez, el obispo de Bilbao ofició una misa en la capilla de Derio.

La festividad fue menos tumultuosa que otros años y es que, según expresó Yolanda Díez, concejala del Área de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Bilbao, las visitas a los seres queridos que ya no están se fueron sucediendo "de manera muy escalonada". A lo largo de la semana pasada el cementerio recibió al rededor de 40.000 visitas.

"Afrontamos un día uno de noviembre con normalidad, ya que ya estamos con la incidencia del virus baja, estamos todos vacunados y una buena forma de mantener normalidad es venir a visitar a la gente que ya no está con nosotros", expresó Díez.

La Cruz Roja ha estado presente durante todo el día y las dos jornadas anteriores para asegurar que las visitas se sucedieran sin ningún incidente. Christian, técnico de Cruz Roja, explicaba que las jornadas estaban siendo "afortunadamente muy tranquilas". "Estamos bastante tranquilos afortunadamente. Estamos acompañando a la gente con movilidad reducida que pueda solicitarnos silla de ruedas. Hemos tenido que hacer alguna cura a gente que al coger un ramo de flores se ha pinchado o alguna rozadura, pero poco más, afortunadamente están siendo días muy tranquilos", contaba el joven.

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Día de Todos los Santos en el cementerio de Derio

Visitar a los difuntos el Día de Todos los Santos es una tradición muy arraigada que solo la pandemia pudo frenar. Arantza e Inmaculada son dos hermanas que llevan más de 40 años acudiendo al cementerio esta festividad para dejar unas flores a sus padres ya fallecidos. Claveles rojos, blancos y verdes. Todos los uno de noviembre dejan sobre la lápida este ramo de flores. El año pasado no pudieron hacerlo y fue "muy extraño" para ellas. "El año pasado fue el único que hemos fallado, en 40 años que llevamos viniendo es el único que no hemos venido. Fue muy extraño porque sentíamos que algo nos faltaba ese día", señalaban.

Al igual que Arantza e Inma, Carlos y Gotzone también fueron a visitar a sus padres y demás familiares que están enterrados en el Cementerio de Bilbao. "No venimos aquí a llorar, venimos a recordar", cuenta esta pareja de hermanos. Son de Derio, por lo que el pasado uno de noviembre también pudieron visitar a sus difuntos. "Venimos habitualmente a ver a nuestros padres y a la familia. Venimos todos los años en estas fechas, no nos perdemos ni un solo Día de Todos los Santos", cuentan. Es una tradición que al igual que ellos, ya realizaba su madre. Dejan unas flores y después pasean visitando los panteones familiares. "Llevamos viniendo aquí toda la vida, nacimos prácticamente detrás del cementerio. Hemos dejado las flores y ahora estamos recordando a los familiares paseando por delante de sus panteones. Es una tradición que tenía nuestra madre y ahora también lo hacemos nosotros", relataban. "Venimos para acordarnos de ellos, porque una vez pasado lo que ha pasado, ya no se puede hacer más que recordarles. No venimos a llorar sino a recordar", apuntaban.

Verónica y su familia tampoco quisieron perderse la oportunidad de recordar a ese ser querido que ya no está con ellos. "Mi primo era como mi hermano, murió hace tres años de manera súbita", contaba. "Ha habido ocasiones en las que no he podido venir en esta fecha tan señalada por trabajo, pero hoy que podía venir no he querido faltar, aunque vengo siempre que puedo, en su cumpleaños y en fechas especiales", relataba.

HOMENAJE

Lágrimas, abrazos y también sonrisas al recordar los buenos momentos se han podido ver entre las lápidas. El covid impidió que el año pasado esta festividad se celebrase con normalidad y también hizo que en el pico más alto de contagios muchos familiares no pudiesen despedirse de sus seres queridos. Por ello, el Ayuntamiento de Bilbao está desarrollando un espacio para homenajear a las 961 personas que no pudieron ser acompañadas en sus últimos momentos. "Ha habido personas que han fallecido en el momento álgido de la pandemia y no han podido ser homenajeados. Es decir, sus cuerpos y cenizas se enterraban pero los familiares no podían acompañarles. Creíamos que era una deuda que tenía Bilbao con esos familiares y por ello hemos querido hacer un homenaje", explicaba la concejala del Área de Salud y Consumo. Para ello, se instalará en la entrada del Cementerio de Bilbao un espacio con agua continua que significa que "la vida continúa aunque ya no estemos".