Mañana es el día de ellos, el día de todos los que se han ido, y me gusta llevarles flores”. Esa es la definición que le dio al Día de Todos los Santos Araceli Ramos, una vecina de Bilbao que no ha faltado a su cita habitual para comprar un ramo en el Mercado de las Flores de El Arenal. Porque las flores puede que sean efímeras, pero los recuerdos, son imborrables.

Al igual que Araceli, cientos de personas se han acercado el domingo por la mañana a los Tinglados de El Arenal, y se ha notado sin duda. Cabe recordar, que hace apenas un año, debido a las restricciones en vigor entonces por la pandemia, se prohibió la movilidad entre municipios, y muchas personas tuvieron que quedarse de brazos cruzados. “Fue horrible las colas que había que hacer, porque había apenas tres puestos”, ha explicado Teresa Candel, vecina de Bilbao.

Este año, en cambio, con la bajada de restricciones y evolución de la pandemia, se han podido apreciar tantos puestos como antaño. Y los compradores no han faltado a su cita habitual con algo en mente. “El recuerdo de las personas que más quieres es un poco más fuerte hoy. Además, el ambiente te lo pide, porque lo ves en los demás”, ha comentado Cristina Crespo, vecina de Bilbao.

No obstante, hay maneras diversas de recordar a los seres más queridos, ya que hay personas que a pesar de ir al cementerio a honrarlos, no tienen un momento selecto para elegir cuándo acordarse de ellos y cuándo no. “Es un día más, yo me acuerdo de los míos en cualquier momento, no hace falta que sea Todos los Santos”, ha argumentado Jorge Molinuevo, que había llegado de Basauri.

Para otras personas, las flores y plantas son parte del día a día, así que pasarse por El Arenal era simplemente un domingo más para ellos. “Venimos aquí los fines de semana, que a ama le gusta tener cosas bonitas en casa”, dice entre risas Guillermo Arrizabalaga, vecino de Bilbao. Otras personas, por ejemplo, estaban de paso por El Arenal y han aprovechado para comprar flores, aunque con otro fin. “Para nosotros es una fecha más, hoy es el cumpleaños de una de nuestras hijas y hemos aprovechado que vendían flores a buen precio”, dice Conchi Gea, que estaba de paseo por los Tinglados junto a su pareja.

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DETRÁS DE LAS FLORES

Para las personas que trabajan en el Mercado de Las Flores, la vuelta al escaparate no ha sido un camino de rosas, ni mucho menos. “Yo el año pasado me cogí dos containers y los llené de flores, todas para tirar. Hubo unas pérdidas asombrosas, y creo que lo hemos pasado toda la gente mal, tanto vendedores como compradores”, confiesa Pepi Martín, florista que recordaba con angustia la situación vivida hace un año, cuando las restricciones le impidieron llevar adelante su trabajo como quería.

En ese sentido, las previsiones para hoy eran escasas, aunque la respuesta de la gente ha sido positiva. “Las ventas han ido muy bien, aunque yo también he traído poquito”, ha afirmado Pepi Martín. En la misma línea, Izaskun Ubieta, de Lekanda Floristas, se ha mostrado satisfecha: “Nuestro puesto está vacío, porque todo nos lo han encargado y todo está entregado”.

La jornada de Todos los Santos es una fecha señalada para trabajadores y trabajadoras del mundo de la floristería, y así lo corroboraron tanto Ubieta como Martín. “De la venta anual, igual el 30% corresponde a este día”, ha dicho la primera. “Yo calculo que hoy se vende el triple que un domingo normal”, ha afirmado la segunda.

En lo que respecta a los precios, ambas han mantenido el coste de años anteriores, pero no ha sido nada fácil para ellas. “Ha subido el transporte, el agua, la luz, y eso se ve directamente reflejado aquí”, ha concretado Ubieta.

Fuera de El Arenal, los negocios fijos también han vivido un día intenso. Por ejemplo, en Barakaldo, las trabajadoras de Floristería Susana se han levantado a las cinco de la mañana, y han tenido muchas cosas que hacer. “Es un día estresante, estamos con la previsión de lo que vamos a vender y con qué nos vamos a quedar. Pero bastante mejor que el año pasado, la verdad que nos está yendo bien”, ha explicado María Dolores Hernández, empleada del negocio.

¿CON FECHA DE CADUCIDAD?

La tradición de llevar flores a los nichos para honrar a personas queridas cada 1 de noviembre sigue en pie, pero cada vez son más los que dudan de su longevidad. “Se irá perdiendo poco a poco, como todas las cosas buenas. Si se incineran a todos, las flores se mandarán de manera virtual al final”, ha afirmado José Díaz, vecino de Bilbao. Al pesimismo de Díaz se suma Izaskun Ubieta, desde Lekanda Floristas: “La realidad es que año tras año se va notando pérdida de clientela, y nosotros tenemos claro que con el tiempo este día se perderá. Yo llevo 30 años en esto, y hace tres décadas se vendía el doble que ahora”.

El cambio de costumbres de la gente afecta directamente al sector de la floristería, siendo uno de los puntos claves en este aspecto la incineración. “Cada vez hay más incineraciones, entonces ya no hay flor. Si no hay un muerto en un cementerio, la gente ya no lleva flores”, comentaba Susana Hernández, que da nombre a su floristería. En la misma línea, Pepi Martín habla del cambio generacional: “La gente que compra es la de mediana edad, los jóvenes se están olvidando de estas cosas”.

Se barrunta que la relación flores y Todos los Santos puede que acabe en cuestión de años. Eso sí, por ahora todavía son muchas las personas que se mantienen fieles a esta tradición, y pese al día lluvioso, la mayoría de personas tenían ambas manos ocupadas en el Mercado de Las Flores de El Arenal. Con una agarraban el paraguas, y con la otra, el indispensable ramo de flores que llevarán hoy al cementerio para honrar a los más queridos.