"Me parece alucinante que hoy en día podamos aceptar sin más el cierre de un colegio, porque no estamos hablando del cierre de un supermercado o de una tienda, no. Estamos hablando de educación y del futuro de unos niños que van a perder el centro en el que se están educando. A esta decisión hay que darle una vuelta y pensar qué se puede hacer para que el colegio consiga aumentar las matriculaciones. No acepto que se tire la toalla, que se diga: Como no hay niños, vamos a cerrar esto. Cerrar el colegio es renunciar a algo muy importante", reflexiona Nekane Bizkarguenaga, exalumna y andereño en el Colegio Presentación de María.

Conocedora del pasado y del presente del centro, Bizkarguenaga destaca que desde hace tiempo la congregación y el colegio realizan una gran labor social atendiendo a familias inmigrantes, familias desestructuradas, niños con necesidades especiales, en situación de exclusión, etc. "Por todo esto -explica la educadora- nos ha sorprendido que el cierre se haya decidido con tanta rapidez. Si la labor social y la ayuda a las familias es tan importante, no debería cortarse. Ahora tenemos alumnos de un montón de procedencias y también muchos que llegan porque en otros centros escolares les han puesto pegas o tenían dificultades de integración. Por eso no entendemos que a las instituciones no les importe que se cierre el colegio. Pienso que esas instituciones vascas, vizcainas o locales, ahora deberían echar una mano para que Hijas de la Cruz no cierre y pueda seguir realizando su labor".