Sus estudios en Bellas Artes y su doctorado en Pintura son las bases sobre las que se asienta el trabajo de Peio Duran, que participa en la iniciativa de BilbaoCentro, y en la que colabora DEIA, con un diseño lleno de volumen. "El pasado es el que me condiciona para poder dar rienda suelta a la imaginación, con todos esos conocimientos. Son muchos materiales que parecen ajenos a la moda pero no lo son porque la moda es una forma de expresión", asevera Duran que ve en las redes sociales y su página web una vía de comunicación.

¿La moda es emoción?

—Intento que cuando una persona vea una prenda mía, no le sea indiferente. Me da igual la emoción, pero que tenga un anclaje emocional para que en el futuro recuerde esa pieza.

A la hora de crear, ¿tiene claro a quién se dirige?

—En la actualidad es más fácil, por las redes sociales, el marketing digital€ te dice quién entra, de dónde viene, edades€ En un principio diseño lo que quiero porque mis prendas son atemporales pero sí puede asociarse a tribus urbanas. Al darle esa estampación, le das otro aire. Ahora estamos con una línea oscura porque empecé con una línea negra. Con las mascarillas se me ocurrió meter la primera ilustración que hice en mi carrera y la gente quiere volver a comprar esas prendas. La he traído al futuro y he realizado personajes familiares a esa ilustración.

¿Alguna vez pensó que diseñaría mascarillas?

—En un principio me negué a diseñar mascarillas. No quería ver la realidad. La necesidad de la mascarilla me la ha pedido mi público. Cuando empezamos la cuarentena, yo pude seguir trabajando porque tenía material. Un día para salir de casa, cuando no era obligatoria, me obligaron a ponérmela. Cogí tejido de una bomber que estaba preparando y me hice una. Cuando bajé, me saqué una foto. Y me empezaron a preguntar por redes sociales. Y las creé para esas personas que siempre me han comprado y han estado ahí.

Las colecciones que presenta son de edición limitada.

—Sí, porque me he negado a fabricar fuera. Habiendo empresas que están pasando momentos delicados y en función de las posibilidades de las empresas diseño mis colecciones. Me permite ir a las empresas y controlar la producción en todos los niveles. Las prendas son casi exclusivas. Vengo de Bellas Artes y los grabados ¿cómo son? Están numerados. Eso es lo que estoy haciendo yo.

Es una apuesta por la economía circular.

—Totalmente. Hasta la empresa que menos te imaginas puede hacer unos calcetines que complementan con la colección. Por otro lado, las colecciones limitadas ayudan a que no nos carguemos el medio ambiente.

¿Hay alguna prenda que esté sobresaliendo en la actualidad?

—Para mí la prenda estrella que hemos hecho son las bomber reversibles que no tiene nada que ver una cara con la otra, son diseños diferentes.

¿Quedan sueños por cumplir?

—Mi mayor sueño es seguir diseñando con la misma intensidad emocional que lo estoy haciendo ahora. Pero no me olvido de toda la formación que llevo.

"Me negué a diseñar mascarillas, no quería ver la realidad, pero mi público me lo pidió"

"Intento que cuando una persona vea una prenda mía, no le sea indiferente"