La segunda ola ha pillado a todos desprevenidos.—Es evidente, no esperábamos esta situación tan pronto. Nos estábamos organizando para que el personal estuviera en agosto de vacaciones y que en septiembre pudiéramos tener aquí todos los efectivos, pero nos ha sorprendido.

¿Han podido reaccionar?

—Seguimos actuando y nos hemos adaptado a la nueva situación. Tenemos a la policía en la calle haciendo cumplir las normas, sancionando cada día, y en el Ayuntamiento estamos en contacto diario con el Departamento de Salud para adoptar las medidas necesarias.

Bilbao es una de las ciudades donde más contagios se producen.

—Sí, estamos preocupados por la situación y la analizamos cada día.

Puntúe de 1 a 10 ese grado de preocupación.

—Por encima del 8.

Tiene aún margen para aumentar esa nota. Esto no ha acabado.

—La preocupación está por encima de 8, pero no quiere decir que la situación sea de alarma. Ahora, desde un punto de vista sanitario, la situación está controlada, no hay colapso en los hospitales y las personas en UCI son pocas. Hay mucho margen de atención. El virus no tiene la letalidad del principio.

¿Habrá otro confinamiento que paralice de nuevo la economía?

—Deseo que no. Salud y economía son caras de una misma moneda; no hay monedas de una cara, no puede convivir una sin la otra. Una situación sanitaria controlada permite que la economía crezca, que insufle recursos a nuestro gran sistema de salud. Por eso nos jugamos el presente y el futuro. Si ahora cae la salud y como consecuencia, la economía se viera abocada a un nuevo parón, la situación podría ser muy, muy complicada. Sería muy difícil salir.

De ahí sus constantes llamamientos a la responsabilidad de todos.

—Hay que ser conscientes de que la situación no es alarmante, pero sí están encendidas las alarmas porque, si no actuamos, podemos estar en una situación muy complicada.

¿Es necesaria más mano dura, más multas que afecten al bolsillo? Como cuando se pusieron los radares y multas en la A-8 y acabaron los accidentes y los atascos.

—Mayoritariamente la gente cumple, pero hay quienes no entienden más que sanciones. Nuestro radar es la Policía Municipal, que en todos los turnos sanciona a gente por no usar mascarillas, a establecimientos hosteleros que no cumplen las normas y por la práctica del botellón.

La Justicia parece que está por encima de la Salud Pública.

—Los jueces buscan la verdad jurídica, que no es igual en todas las comunidades autónomas, ya que las normativas sobre el ocio nocturno de unas, no se han visto afectadas por las medidas cautelares, y en otras sí.

Veo que hay más de una verdad.

—Una verdad social y otra más sanitaria. Tenemos que ser enormemente prudentes, disciplinados y responsables. Y ahí también hay que incluir al sistema judicial, obviamente.

Los jóvenes evolucionan en su responsabilidad o siguen considerándose invencibles.

—Unos sí y otros no. Y nos tenemos que dirigir a estos últimos, pero también a los adultos que actúan igual. Un joven puede provocar la muerte a su aita o amama. No estamos jugando con un bichito, tenemos que actuar con una enorme responsabilidad y compromiso.

Dígaselo a los sesenta negacionistas que se manifestaron el martes en Jardines de Albia sin mascarilla.

—No podemos permitir ciertas tonterías. No son un chiste, son una broma muy macabra y muy pesada. Debe merecer un pronunciamiento por parte de los cuerpos policiales sancionando, pero también por aquellos que deciden que no se permitan esas concentraciones que van en contra de la salud de todos. No abogo por el recorte del derecho de reunión y manifestación, pero en estos momentos hay que velar por la salud pública con todas las consecuencias.

¿Cree que la gente está harta de tanta información y llamamiento?

—Todos hablamos de lo mismo. En el Athletic hay coronavirus, la cultura tiene los aforos limitados, Aste Nagusia no se celebra... Es lógico que eso nos sature, pero tenemos que tener una responsabilidad enorme y una conjunción de intereses, para conseguir trasladar un mensaje adecuado y responsable que cale.

Es que no hay buenas noticias.

—Y las necesitamos, yo lo necesito como Juan Mari y como alcalde, y tengo que transmitir una imagen sólida, positiva, porque esto nos está haciendo mella. Necesitamos un poco de esperanza, de ilusión para afrontar el futuro que nos viene.

La situación de las residencias de los mayores en Bilbao es crítica.

—Nuestro sistema residencial no tiene nada que ver con el resto del Estado, y lo conozco muy bien personalmente por mi pasado como diputado foral de Acción Social. Se nos ha intentado meter a todos en el mismo saco y es injusto porque además se traslada un mensaje muy equívoco a las familias de los residentes.

¿Por qué son el comercio y la hostelería los sectores en los que más carne echan al asador?

—Porque, por nuestras competencias, son con los que tenemos relación diaria y su actividad tiene un gran impacto directo en la ciudad.

Muchas tiendas y bares van a cerrar en esta segunda ola. ¿Será posible recuperarlos a futuro?

—Somos conscientes de ello, pero creo que tampoco hay que alarmar. Hay que ayudar a estos sectores. Queremos que sientan que no están solos en este desierto que estamos atravesando. Tenemos los mismos intereses y, por ejemplo, les ayudamos con la ampliación de las terrazas.

Aunque los vecinos se quejan y se han eliminado cientos de plazas de estacionamiento.

—Sí, una parte de la ciudadanía no lo ve bien, pero hay que ser solidarios y apoyarles, porque hay que tener visión de ciudad. Estoy convencido de que Bilbao va a recuperar su atractivo y su atracción.

Decirle eso a quien la semana pasada tuvo que cerrar su negocio...

—Tenemos que tener esa esperanza y esa ilusión. Ahora hay que aguantar para después recuperarnos.

¿Trabajan en algún plan más a largo plazo para conseguirlo?

—Conseguir que Bilbao sea el centro de compras referente del norte del Estado. Además de que sean los bilbainos y bilbainas los que compren, la ciudad tiene que ser atractiva para que vengan de otras ciudades.

¿Hay acciones concretas?

—Con el Gobierno vasco vamos a activar ya bonos de compra en comercios y hostelería. Dedicaremos 400.000 euros para este fin. Pero nos reservamos otros 2.600.000 millones para que, en la campaña de otoño, unos nuevos bonos, ya municipales, sigan atendiendo a estos sectores. Vamos a estar ahí.