Bilbao - Juan Ibarretxe se ha estrenado como concejal de Políticas Sociales esta legislatura, pero su trayectoria en estos asuntos es dilatada. Desde sus inicios en la Fundación Peñaskal hasta llegar al Ayuntamiento de Bilbao ha sido partícipe de la implantación de la RGI y ha formado parte del equipo del Gobierno vasco que de la mano del ahora alcalde Juan Mari Aburto impulsó las actuales medidas sociales de las que goza esta sociedad. Ibarretxe prefiere trabajar en la prevención de los problemas y para ello está dispuesto a incorporar, con medidas novedosas, los recursos que hagan de Bilbao una ciudad más inclusiva. Por eso, asegura que "nadie se queda sin ser atendido ante una emergencia social".

La escultura de Mentxu que refleja a una vecina de Bilbao que vive sola conmocionó a la sociedad hace un mes. ¿La soledad de los mayores es uno de los mayores problemas de este Ayuntamiento?

-Lo identificaría más como un ámbito de especial atención dentro del Área. En muchos casos desde el ámbito del Ayuntamiento nos toca una labor más preventiva y si cabe es muy interesante diseñar actuaciones para esas personas mayores desde ese concepto. Y uno de los programas en los que Bilbao lleva tiempo trabajando es precisamente Mirada Activada que al final lo que nos viene a plantear es un plan de actuación preventivo para aquellas personas que no quieren abandonar sus viviendas. Es importante construir una red de antenas que nos previenen de esas situaciones que se pueden estar produciendo en un entorno más local como puede ser un barrio, una comunidad de vecinos o una vivienda. El objetivo es advertir.

Es lo que ocurría antes y todavía pasa en los pueblos. ¿Funciona?

-Este año hemos hecho 1.600 visitas a domicilio. Al final son avisos de gente que está comprometida o sensibilizada cuando hay un indicio. Asistes a esos hogares y eso te sirve, por un lado, para ofrecerle los servicios y también conocer la situación que están viviendo. También para valorar si necesita algún servicio. Tenemos el Kafegunean por el que hemos sido premiados. La imagen de Mentxu para nosotros nos recuerda que llevamos tiempo trabajando en este tema.

¿En esas 1.600 visitas se han encontrado situaciones muy penosas?

-Sobre todo detectamos situaciones previas. El ámbito precoz de la prevención nos permite llegar a indicios para evitar que esa persona pueda acabar en un nivel de dependencia si no es atendida. Otras veces se trata de ofrecer atención porque la propia persona no se da cuenta. Queremos informarles de los recursos que tenemos porque nuestra idea es trabajar para que la persona mayor esté activa.

¿Estamos en una sociedad tan egoísta que al final las instituciones asumen el papel de los familiares?

-Una de las virtudes que tiene el planteamiento del Ayuntamiento es volver a trabajar con la ciudadanía en la corresponsabilidad. Al final todas las comunicaciones que hemos hecho vienen a decir que todos podemos estar atentos. Antes era la familia, la comunidad de vecinos, el barrio..., todo el entorno de proximidad nos iba diciendo si la persona estaba bien. Se trata de recuperar aquellos valores y si vemos a una vecina que lleva tiempo sin salir, preocuparnos. Eso es hacer corresponsables a todos.

¿La Ayuda a Domicilio es el servicio más fuerte del Área?

-La clave de la atención a las personas mayores es que quieren mantenerse el máximo tiempo en su hogar por lo que hay que hacer servicios de proximidad para que eso se produzca. Pero, teniendo claro que garantizamos una calidad de vida mínima. A partir de ahí, lo más importante es el Servicio de Ayuda a Domicilio, que no solo es importante por la atención sino por entrar en una relación y comunicar al servicio de base si detecta situaciones concretas, necesidades que puedan surgir. Pero, además, una vez que vemos que el hogar puede no ser el servicio que garantice la atención a esa personas ofrecemos otros que pretenden prevenir la entrada en alojamientos más definitivos.

En el plan de mandato se contempla un centro de día, el primero del Ayuntamiento.

-Se trata de poder ofrecer esa asistencia de la que hablamos. No es el primero que existe en Bilbao, porque hay otros en colaboración con el tercer sector. Ahora estamos diseñando qué servicios debe ofrecer, para qué lo queremos, con qué asiduidad, ubicación, distancias... Se trata de que la persona no se aísle de su entorno. Es un proyecto que ya estaba en el Pacto de las Políticas Sociales. Hay modelos que hablan de que también las asociaciones pueden ser identificados como centros de día. El diagnóstico y la experiencia piloto nos gustaría iniciarlo a lo largo del 20 y ponerlo en marcha en el 21.

¿Cuántas personas en Bilbao reciben ayuda a domicilio?

-Tres mil hogares.

Siendo el servicio más fuerte del Ayuntamiento, es también uno de los que más quejas y descontento recibe de sus trabajadores.

-La valoración que tenemos nosotros del Servicio de Ayuda a Domicilio en Bilbao es altamente satisfactoria, 8 sobre 10. No es negativo. Otra cosa es que los profesionales reivindiquen su situación.

La crisis sacó del espacio de confort a muchas familias. ¿Cuántas están en riesgo de vulnerabilidad?

-Dar ese dato nos puede llevar a confusión. Preferimos darle la vuelta y decir: ¿cuántas personas se acercan a los servicios sociales de base? Hablamos del 13%, unas 48.000 personas. Muchas veces, en el carácter preventivo del Ayuntamiento de Bilbao se generan ayudas previas para que la persona no llegue a la vulnerabilidad. Lo que sí podemos decir es que realmente las personas que se acercan a los servicios sociales reciben atención, ya sean prestaciones de salud, económica o sociales y luego, están las personas que están en la exclusión.

En uno de los informes de Cáritas se reflejaba que cada vez hay más familias a las que no les llega para comer y tienen que recurrir al banco de alimentos.

-No sé si son más, pero cada vez tenemos un sistema mayor de cohesión. Ese es también nuestro objetivo, mejorar la calidad de vida de las personas que más están sufriendo.

¿Cuál es el perfil de esas personas que sin estar en la calle tienen un riesgo alto de exclusión?

-Es gente que a raíz de la crisis han podido perder su fuente de ingresos que es el empleo y están en una situación altamente vulnerable, porque si no van resolviendo la situación de volver a entrar en el mercado de trabajo, al final va a ser una problemática difícil de solventar. Esa es la gente que viene, porque requiere una atención de urgencia inmediata. Estamos ante una crisis que ha dejado a personas sin empleo que han agotado las prestaciones por desempleo y todo su fondo económico.

Los profesionales del tercer sector dicen que la diferencia entre una persona que está en la calle y otra que no, es la tenencia de un hogar. Pero dentro de esta Área no se contempla una oferta de viviendas.

-Hay que tener cuidado cuando hablamos de esto. Disponer de un techo, evidentemente, previene de muchos niveles de deterioro rápidos respecto de una persona que vive en la calle. Respecto a la posibilidad de ir atendiendo a estas personas hay una estrategia a nivel del País Vasco. Y sobre los problemas de hogar unido a los programas sociales no entendemos por qué se deben atender desde los programas de vivienda. Desde el ámbito de los social tenemos que responder a las problemáticas sociales. Otra cosa es que las problemáticas de vivienda pueden acabar acarreando situaciones de vulnerabilidad social pero en este momento lo que estamos intentando hacer desde el Área Social es ayudar con prestaciones para que las personas no pierdan hogares. Y a las personas que viven en la calle también les ofertamos plazas para que puedan tener un techo. Pero la problemática sobre las personas que van perdiendo un hogar son muchas y las formas de afrontarlo muy diferentes.

La gente que vive en la calle dice que el verdadero problema no es dónde dormir sino dónde pasar todo el día.

- Ya tenemos hoy centros de día en los que colaboramos con el tercer sector y a los que asisten las personas en situación de exclusión grave. Tenemos que crecer en esos recursos. Sí que es verdad que entre las personas que viven en la calle hay situaciones diversas. Tenemos gente que puede encontrar un recurso adecuado para salir de la calle y otras personas que son el modelo histórico, a los que hay que procurar incorporar a los recursos. El reto de atender el día y la noche nos preocupa.

El Plan de Mandato contempla un centro de día para personas sin hogar.

-Sí, y queremos estudiar qué tipo de obligatoriedad tiene que tener, qué actividades se ofrecen... Reflexionamos sobre si debe ofrecer nuevos servicios añadidos a los que ofrecen los centros de día del Tercer Sector.

¿Este centro es el que ha estudiado en la Misericordia?

-Lo que se hablaba en su día de la Misericordia era un alojamiento nocturno. Se planteaban 20 plazas. Se trataba de añadirlas a las ya existentes. El emplazamiento es interesante pero la inversión es importante y la capacidad de generar un recurso es un coste bastante alto por lo que debemos contemplar otros proyectos.

¿Se ha descartado?

-Era un emplazamiento, se han mirado muchos, porque siempre estamos viendo dónde podemos emplazar más recursos y qué capacidad tenemos de implantarlos. Uno era el de la Misericordia y no se ha pensado en dejar de buscar.

El Pacto de Política Social que se compromete con algunas de estas acciones ha recibido críticas por incumplimiento.

-Hemos presentado la primera evaluación tras un año y un dato importante es que prácticamente de las 46 medidas, 39 están iniciadas y casi 30 por encima del 50% de ejecución. Se habla de colectivos, de mayores, de coordinación institucional. Hay una fuerza importante por trabajar una coordinación pero el Pacto está muy avanzado para el primer año. Un reto importante es haber cumplido todas las demandas de ayuda de emergencia social que han llegando a 6.000 personas y además es un servicio que no es limitado porque está en el ADN del Área porque es preventivo.