BILBAO - Aste Nagusia llegó a su fin y, tras nueve días de no parar, la comparsa Moskotarrak difundió ayer su balance de las fiestas bilbainas. En lo que se refiere a la vida nocturna, aseguraron que “a partir de los fuegos en adelante”, la afluencia fue menor respecto del año pasado. Sin embargo, la comparsa apreció gran cantidad de gente haciendo botellón, lo que “conlleva el peligro de meter vidrio dentro de las txosnas con toda la gente que hay”. Por ello, hicieron un llamamiento a todas esas personas: “Si todo el mundo hiciera botellón, las txosnas no tendrían sentido”.

No sucedió así en las actividades diurnas y en sus concursos, donde la participación experimentó un aumento. Por otro lado, en el gran pistolezado de salida el txupin, consideraron que además de que la harina y el huevo siguieron presentes, la gente “no se solidariza y no respetan a los que tienen al lado”. Asimismo, desde Moskotarrak denunciaron las cuatro agresiones sexuales registradas en las fiestas. Aunque recocieron que el número fue menor que en la pasada edición, siguen siendo “inaceptables”.

Por otro lado, hicieron hincapié en su intento por involucrar a todo el mundo en sus fiestas, como sus visitas a la residencia de ancianos Conde Aresti o la participación de la Asociación de Síndrome de Down sirviendo bebidas en su txosna. ”Cualquier persona, sea del tipo que sea, puede estar en las fiestas”, añadieron.

La gran novedad exitosa de este año fue la “Carrera de tacones mojados”, que llevaba 15 años sin realizarse, y el tradicional concurso “Mandar huevos” no fue menos: El presidente del Athletic, Aitor Elizegui, se hizo con el premio y, a día de hoy, es el “personaje más querido del momento”. - Celia Carrera