Bilbao - El reloj marcaba, aproximadamente, las 6.25 horas. Peio, policía municipal de Bilbao, se encontraba en el bidegorri del Puente Euskalduna para ir a trabajar. “Escuché un hilo de voz de alguien que no paraba de pedir auxilio”, relata. Sin dudarlo, se bajó de la bicicleta para intentar localizar a la persona. “Lo primero que hice fue mirar hacia el paseo, pero no vi a nadie. Entonces observé la ría y vi a una mujer agarrada a las boyas”, recuerda.

Sin dudarlo, bajó las escaleras del puente corriendo para intentar rescatar a la mujer que estaba en el agua. Alrededor de las 6.27 horas alertó del suceso al 112. “Después de decirle al operador que me estaba atendiendo el lugar exacto donde estaba, le dije que me tenía que tirar”, cuenta, porque “si no salto, lo que se rescata es un cadáver”. Mientras hablaba por teléfono con Emergencias, vio a un hombre paseando a su perro y le pidió que se acercara. Se desvistió y, tras dejar toda la ropa tendida en el suelo, se lanzó a la ría. “Le pedí que se quedara ahí para que, cuando llegasen los equipos de emergencia, pudiesen localizar el punto exacto donde estábamos”, afirma.

“La mujer estaba agarrando la boya y yo también me sujeté a ella. Con el brazo izquierdo la envolví y con la rodilla derecha la levanté para que pudiera apoyar su peso en mí. Ella estaba agotada, porque para ella agarrar la boya era agarrar la vida”, dice.

En palabras de Peio, la Ertzaintza no tardó más de treinta segundos en personarse en el lugar. “Cuando me tiré escuché la sirena de la Ertzaintza y en cosa de tres minutos los bomberos ya estaban rescatando a la mujer”, asegura. “Una persona que se está aferrando a la vida saca fuerzas de donde no las hay. En cuanto yo la agarré, puso todo el peso sobre mí. Estaba congelada y, además, se empezó a dormir. Yo intentaba que no lo hiciera, diciéndole que aguantase porque en muy poco tiempo iban a venir a ayudarnos”.

La llegada de los bomberos la recuerda veloz. “Cuando llegaron se hicieron cargo de ella porque yo me valía por mi mismo. Nos subieron a la lancha y nos llevaron al puertillo que tienen”, describe. En ese momento, Peio sintió que “estorbaba más que ayudaba” porque “ellos saben mucho mejor cómo ayudarle”. En ese instante, tal y como relata el policía municipal, un bombero cogió a la víctima, de 68 años, “en brazos y corriendo” para dirigirse al interior del parque de Bomberos. “Ahí le gritó a un compañero que estaba dentro que pusiera la calefacción a tope porque había que calentar a la mujer”. En el poco tiempo que tardó el municipal en secarse y vestirse, una ambulancia ya estaba atendiendo a la mujer. “Yo me quedé junto a los ertzainas cerca de la ambulancia para ver qué tal estaba la mujer”, dice. Después, la ambulancia la llevó al hospital de Basurto.

“La coordinación, increíble” Peio, que nunca se había visto envuelto en una situación de estas características, asegura que la coordinación entre Policía Municipal, Ertzaintza y Bomberos, fue “increíble, de libro y perfecta”. En palabras del agente, desde que alertó al 112 del suceso y hasta que la derivaron al centro hospitalario, únicamente pasaron unos siete minutos. “Con esto quiero demostrar la coordinación de todo el sistema de seguridad que hay en Bilbao y el compromiso que tienen con la ciudadanía. Se puede contar con ella para lo que sea”, afirma Peio, que ayer recibió la llamada del alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y de la concejala del área de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Bilbao, Amaia Arregi.

Ahora que, fríamente, el agente piensa en lo ocurrido, asegura que lo volvería a hacer. “Tengo la sensación de que la coordinación ha sido estupenda y que todos hemos hecho un buen trabajo”, dice, sin querer atribuirse a él mismo el mérito. “Yo solo he dado el aviso, he saltado y he agarrado a la mujer, aguantando hasta que vinieran a ayudar. No he hecho nada más”, cuenta el salvador que, además, dice que el rescate tuvo “un cúmulo de suerte”. “Yo pasaba por ahí y he escuchado los gritos... Gracias también a que estaban las boyas en ese lugar porque si no esa mujer se ahoga”, concluye, asegurando que le gustaría tener contacto con la víctima para saber cómo se encuentra.