Bilbao - Octubre es una fecha a marcar en el calendario de los ingenieros profesionales y los amateurs que controlan todo tipo de obras en Bilbao. Es el mes en el que Visesa, la sociedad pública del Gobierno vasco, procederá a la instalación del segundo puente que dará más conectividad a la isla de Zorrotzaurre, esta vez a la altura del barrio de San Ignacio.

“La maniobra va a ser espectacular porque se va a colocar todo el puente de una pieza por encima del canal”, explica con satisfacción Carlos Quindós, director de Visesa, el ente encargado de la política de vivienda publica vasca y que se está encargando de la construcción de un puente.

La peculiar característica de ser un viaducto cuya estructura es casi totalmente de acero ha posibilitado que sus responsables hayan decidido acometer su tendido de una manera poco habitual. El calendario con el que trabajan prevé que en septiembre próximo empiecen a llegar a la isla de Zorrotzaurre las piezas que se están fabricando en una empresa especializada con sede en Sevilla.

Con un cronograma ajustado los camiones irán depositando estas piezas del gigantesco lego en la orilla derecha del canal, en una zona de los viejos muelles de la isla que ya ha sido acotada para tal efecto. En esta área de trabajo los soldadores irán dando forma paulatina a la estructura incluidos los dos arcos diseñados en los laterales por los ingenieros Enrique Elkoroberezibar y Sergio Saiz, que le permitirán mantenerse tendido sin necesidad de apoyo alguno sobre el agua.

Con el tetris en 3D a escala uno concluido “se procederá a la maniobra de colocación del cuerpo central sobre los dos apoyos que se están construyendo en ambas márgenes”, detalla Guindos para DEIA a pie de obra.

El operativo se prepara de manera minuciosa. Y es que la pieza con la que se va a trabajar no es pequeña precisamente. La voluminosa estructura medirá de largo algo más de los 75 metros que distan entre las orillas del canal y contará con casi 24 metros de ancho para albergar los cuatro carriles para uso viario y las dos aceras que los flanquearán.

“En principio se han reservado tres días para efectuar la maniobra pero, si las condiciones climatológicas son favorables, podríamos hacerlo en dos ciclos de marea”, detalla Alejandro Santamaría, ingeniero de Visesa que está supervisando todo el proyecto.

Los planes son utilizar la primera jornada para mover la estructura del muelle a las dos pontonas o plataformas flotantes que se van a traer para la maniobra. “Estamos pensando hacer la operación en pleamar para trasladar toda la pieza del muelle a las pontonas con carros y así no depender del uso de grúas”, apostilla el ingeniero. Una vez la estructura en las plataformas sobre el agua, ambas embarcaciones girarán para proceder a la maniobra de aproximación a los estribos sobre la que se apoyará.

El segundo día se destinará para elevar la estructura sobre los arranques que sobresaldrán de las orillas usando varios gatos hidráulicos ubicados en las pontonas y sobre los que el día anterior se habrá colocado la pieza. Esta última maniobra será muy delicada ya que el tablero se posicionará en su ubicación definitiva. Finalmente, el operativo concluirá con las soldaduras de la estructura a los salientes sobre los que se habrá posado.

Pero para que este día tan especial pueda tener lugar, previamente se está trabajado mucho en las orillas para que los asientos sobre los que se coloque el tablero sean seguros y perduren décadas.

De hecho los problemas encontrados a la hora de construir los estribos en unas zonas de aluvión con muchos limos y barros ha supuesto un retraso en la obra. Quindós explica que “construir en las orillas ha generado dificultades adicionales, hemos tenido que estar muy sujetos a la tabla de mareas y cuando han venido vivas era imposible trabajar”.

Porque una cosa es lo que indican los estudios y las catas previas a iniciar la obra y luego es lo que se encuentran los técnicos in situ. Santamaría explica que “se han tenido que generar en la zona de la isla ocho grandes pilotes de dos metros de diámetro los cuales se han tenido que profundizar hasta 28 metros, (la altura de una casa de nueve plantas) donde se ha encontrado la roca suficientemente dura para poder apoyar con seguridad el estribo de la margen izquierda”.

En el lado de San Ignacio, por las diferentes características de terreno, se han usado micropilotes, un cosido de 44 minicolumnas de hormigón de 63 y 75 centímetros de ancho con longitudes que han variado entre los 10 y 24 metros en función de la profundidad a la que se ha encontrado la roca dura. “Ahora mismo están casi terminados ambos estribos y se está hormigonando la parte superior donde se asentará el tablero”, indica Quindós.

Visesa espera abrir el puente en el primer trimestre de 2020, periodo en el que a su vez está previsto el inicio de las obras de relleno de la punta norte y el arranque de los primeros edificios de los promotora Jauregizar.

Eso sí, el paso será de uso exclusivo para las necesidades de las obras referidas. “No va a haber uso popular porque al otro lado no hay nada, será el Ayuntamiento quien determine cuándo se abre a la ciudadanía”, concluyó Quindós.