Bilbao - La adaptación al nuevo escenario que va a implicar el estreno de la Termibus soterrada va a ser compleja y prolongada en el tiempo. Los cambios del tráfico se van a ejecutar en el que el propio Ayuntamiento de Bilbao califica como “probablemente el punto de movilidad más complejo de toda Euskadi”. No le falta razón. En poco más de 90.000 metros cuadrados se apelotonan los accesos a media docena de grandes centros sobre los que gravita la actividad de miles de personas cada día.

En las jornadas laborales, la circulación rodada se ve mediatizada por los profesionales y pacientes que acuden al Hospital de Basurto, los viajeros que utilizan la terminal de autobuses y los vizcainos que acuden a la sede de la Hacienda Foral.

Otro buen pellizco de movilidad se la llevan los miles de estudiantes y personal docente que acuden al complejo universitario de las ingenierías y los vecinos de la urbanización de Garellano cuyas primeras cuatro torres tienen un acceso único al más de un millar de parcelas de garaje que también genera un flujo circulatorio, quizás demasiado concentrado.

En menor medida, pero sumando para aumentar la complejidad, se encuentra el tráfico que generan el estacionamiento subterráneo de Torres Quevedo, cuya entrada se encuentra justo delante de la entrada de la sede de EiTB, firma que también aporta su granito de arena a la movilidad junto a los cientos de trabajadores de empresas varias que se encuentran en el mismo edificio de la antigua feria. El tránsito de vehículos a las cientos de plazas de garaje ubicadas en las plantas inferiores es también potente.

A este volumen de movimientos se une el tirón de los partidos del Athletic y los más de 50.000 aficionados que atrae a lo largo de los siete días de la semana.

Una zona caliente a la que se une además el principal acceso viario de vehículos de Bilbao, el estrenado hace poco más de cinco años y por el que pasan cada jornada de media casi 55.000 vehículos, una gran parte de los cuales se queda en los alrededores. - Alberto G. Alonso