BILBAO no es una ciudad sucia. Así lo hacen saber sus habitantes como Igone, Joseba y Marian que llevan casi medio siglo viéndola progresar. Tanto es así que en menos de 25 años se ha convertido en una de las urbes más limpias de todo el Estado. Confiesan que caminar por sus calles es todo un lujo si no fuese porque en más de una ocasión han tenido que esquivar excrementos de perros en la vía pública. “La culpa no es de los pobres animales. Es de los dueños que tienen que saber que eso no se tiene que hacer”, comentó Marian. Este hecho es uno de los aspectos negativos que valoran los bilbainos y del que opinan “hay que tomar conciencia y tomar medidas”. “Igual para que esto deje de suceder hay que tomar medidas sancionadoras. Hay que ponerles una buena multa”, dicen.

No obstante, califican la limpieza de Bilbao de sobresaliente. “Todos los días hay barredoras y se preocupan de mantener limpia la ciudad. No podemos quejarnos”, comentan. “Para eso pagamos”, apunta entre risas Igone. No son los únicos que opinan de esta manera. Marta Gómez y Alfonso Alonso confiesan que han visitado diferentes ciudades del Estado y pueden corroborar que Bilbao “brilla de lo limpia que está”. “Todos estamos concienciados en que tenemos que cuidar el lugar en el que vivimos. Tenemos que ser conscientes de que no estamos solos y que el simple hecho de tirar algo al suelo a todos nos perjudica pero siempre nos topamos con algún barrendero que hace desaparecer esos residuos”, admiten.

El botellón o los mercadillos son otro de los puntos negros que también se destacan en el último estudio elaborado por la OCU. Sin embargo, Marian apunta que son cosas que no hay que tenerlas muy en cuenta. “Todos hemos sido jóvenes y hemos hecho botellón. Ahora no nos vamos a poner exquisitos y eso me parece una exageración”, concluye.