Bilbao - “La descontaminación de los terrenos es el gran reto que tiene la isla de Zorrotzaurre este año”, asegura rotundo el nuevo director gerente de la Junta de Concertación de Zorrotzaurrre (JCZ), Juan Carlos Sinde. Es un objetivo que esta semana se puso de nuevo encima de la mesa en la reunión que mantuvieron sus miembros, los principales propietarios de los terrenos y encargados de la urbanización y limpieza de las parcelas que ya han quedado libres en la primera fase de actuación de la operación urbanística.

Una labor que dio sorpresas positivas, ya que en los terrenos ya esterilizados no hay tantos contaminantes como apuntaban las previsiones, un escenario que continuará tras realizar todos los análisis in situ en las próximas parcelas a asear. Sinde concreta que “se ha encontrado menos de la mitad de los contaminantes que pensábamos en un principio”.

La limpieza ejecutada el año pasado del área más extensa, la denominada D-1 ubicada entre el depósito de la grúa municipal y las instalaciones ya abandonas de Matricería Nervión, es un ejemplo de esa menor presencia de productos peligrosos. En esta extensión, similar a ocho campos de fútbol de San Mamés, fueron hallados catorce zonas con contaminantes, puntos donde hubo que excavar áreas de unos veinte por veinte metros -denominadas vasos-, de los cuales once fueron limpiados y sobre los otros tres se dilucida qué criterios y sistemas serán usados en su aseo.

El resto de las cuatro grandes áreas en que está dividida la primera fase de urbanización de la isla a nivel de descontaminación está investigado en su totalidad y se han solicitado ya, o se hará en los próximos días, todas las autorizaciones pertinentes de actuación al órgano medioambiental del Gobierno vasco.

Curiosamente la clave principal de los contaminantes hallados no esta asociada a la actividad industrial de las empresas sino al terreno donde se asentaban. Cuando en los años 40 del siglo pasado Zorrotzaurre empezó a ser colonizado por las industrias, estas encontraron un terreno de huertas que había que explanar para levantar sus naves y edificios. Para ello se utilizaron rellenos con residuos industriales de otras plantas que servían para igualar el solar y echar la solera. Este hecho es el principal generador de suciedad en los suelos actuales que han surgido tras la demolición de los obsoletos inmuebles. Una polución protagonizada principalmente por metales pesados, plomo, compuestos químicos formados por cloro, carbón e hidrógeno (PCB) y aceites de centros de transformación, casi todos ellos en concentraciones altas, pero que afectan a zonas muy pequeñas.

Otros elementos contaminantes destacados son los depósitos subterráneos de combustible que las empresas necesitaban para su actividad diaria. Muchos de estos contenedores estaban enterrados en el suelo sin más y las fisuras que presentaban por su falta de mantenimiento y vejez contaminaron el entorno. En otros casos, estos contenedores se encontraban en sótanos de hormigón y su contenido estaba a resguardo, por lo que no causó problemas.

Que Zorrotzaurre sea una porción de tierra rodeada de agua con flujo de mareas también es un inconveniente a la hora de la limpieza. Sinde explicó como “que el subir y bajar diario de la ría ha expandido por el terreno adjunto la contaminación que provocaban las filtraciones de estos depósitos enterrados, pero de todas maneras ha sido bastante menos de lo que preveíamos”.

Intensa actividad próxima A partir de ahora queda por delante un año de intensa actividad descontaminante con varios tajos previstos. El más inmediato en el tiempo es la limpieza de los terrenos que ocupó la empresa Cadenas Vicinay. Después las obras atacarán el solar donde se ubica el depósito de vehículos retirados por la grúa, una vez que el Ayuntamiento traslade este servicio a Punta Zorrotza, su nueva ubicación ya definida. Y cuando en junio sean derribados los edificios en torno a la zona de Pabellón 6, comenzará la limpieza de la zona cercana a las viviendas de Ribera de Deusto.

La última actuación prevista abordará el “problema más relevante detectado”, especifica Sinde. Se trata de una intervención en la punta de la isla que mira al mar. “Este área, durante bastante tiempo, fue zona de depósito de cenizas de pirita que generaban varias industrias. Se acumuló mucho material, lo que generó una capa significativa de estas cenizas que hay que retirar”, describió el responsable técnico de la Junta de Concertación.

Con todo el proceso de aseo concluido, la Junta de Concertación entregará a sus propietarios las parcelas con la categoría de suelo alterado, lo que significa que han sido retirados los contaminantes que contenía y son aptas para el uso.

Esta denominación también obliga al propietario a elaborar un plan de excavación previo antes de iniciar cualquier construcción. Con ello el órgano medioambiental se asegura que los terrenos extraídos para cimentar el edificio correspondiente se llevan a vertederos adecuados o si están completamente limpios no requieran ningún tratamiento ambiental.