BILBAO. San Francisco volvió a acoger ayer, por decimocuarto año consecutivo, la iniciativa Arroces del Mundo. De esta forma los grupos vecinales de Bilbao La Vieja pretenden “llamar la atención sobre la interculturalidad y la diversidad que se da en los barrios, a la vez que reivindicar la riqueza que supone la interrelación entre las diversas personas y culturas”.
Esta celebración, que se consolida en Bilbao cada vez con más fuerza y afluencia de público, quiere hacer frente a todos los prejuicios sobre la interculturalidad y demostrar que “la convivencia entre distintas culturas es posible y muy enriquecedora”. A pesar de la lluvia, la plaza Corazón de María cobró mucha vida gracias a la más de 350 personas, de más de 60 nacionalidades diferentes, que tomaron parte en la nueva edición de Arroces del Mundo. La única condición para participar en el concurso gastronómico es que todos los platos debían tener como base común el arroz. Mientras los mayores se dedicaron a las tareas culinarias, los más pequeños pudieron disfrutar de talleres y juego típicos de distintos países. También hubo una kalejira festivo-reivindicativa que, animada con grupos de percusión, recorrió las calles de los diferentes barrios de Bilbao La Vieja. Tras la comida, ya con algo de mejor tiempo, comenzaron las actuaciones musicales y de danza. Todo un festival intercultural que sirvió para unir a las personas que viven en uno de los barrios con más solera de la capital vizcaina.