"Se va una parte de nuestra historia reciente. Se va una gran mujer. Te has ido sin hacer ruido, pero dejando un gran vacío entre los ugaotarras", fue el mensaje de condolencia y pesar lanzado en redes sociales por Ekaitz Mentxaka, alcalde de Ugao-Miraballes, ante el fallecimiento a los 101 años de edad de Mertxe Ibirika, la oriunda de la villa más longeva.

"Mertxe, cuando baje de Zollo, te seguiré saludando y echaré de menos tu sonrisa. Goian Bego", añadió como reacción al post colgado, sobre las 18.00 horas de ayer, en su Facebook, por el también ugaotarra Iñaki García Uribe anunciando la triste noticia con tres sencillas, pero sentidas, frases.

"Mertxe te acabas de ir. Has volado 101 años sobre Miraballes despegando desde Iturrigoialde. Ibirika, guapa, descansa en paz".

A partir de ese instante, fueron muchos los vecinos que se sumaron al dolor por la pérdida de una mujer con la que DEIA tuvo la oportunidad de hablar pocos días después de su 101 cumpleaños, ya que la conmemoración del centenario fue inviable debido a la primera ola de la pandemia.

Nacida un 31 de mayo de 1920 en un ya desaparecido caserío de la céntrica calle Udiarraga, Mertxe Ibirika presumió entonces de tener "una salud de hierro" aunque lamentaba no poder disfrutar de paseos por Ugao y de acudir al Hogar del Jubilado debido al covid-19.

Como muchos otros miembros de su generación, Mertxe comenzó a trabajar a muy temprana edad. Era la mayor de ocho hermanos "y con 12 años, cuando ya vivíamos en el caserío de Iturrigorrialde, repartía leche por las casas, ayudaba en las tareas domésticas o en la huerta", rememoró entonces. Con solo 14 años, dejó la escuela para entrar a trabajar en la empresa Hilados del Yute, en Arrigorriaga, pero poco después llegó la contienda civil "en la que debería haber sido la etapa más bonita de mi vida, de los 16 a los 19 años", lamentó.

Al principio, le afectó incluso en el terreno laboral "ya que llegamos a estar parados", pero la actividad de la empresa se retomó "y nos pusieron a coser sacos terreros para las trincheras del Cinturón de Hierro de Ugao".

Casada "con un buen hombre", acabó dedicándose en cuerpo y alma a la familia y siempre fue muy querida por sus convecinos.