Fieles de las ocho parroquias de Arratia -Arantzazu, Areataza, Artea, Bedia, Dima, Igorre, Lemoa y Zeanuri- cumplieron el sábado con la tradición de acudir en rogativa al Santuario de Urkiola el sábado posterior a la festividad de San Antonio de Padura, una jornada de fe definida por el párroco José Luis Kortazar como “memorable” y en la que “el buen tiempo ayudó a caminar y disfrutar de un ambiente agradable”. Si en 2020 la celebración tuvo que ser mucho más modesta y sencilla con la presencia de “tan solo unas 80 personas por prevención y miedo a la pandemia”, en esta edición accedieron al interior del templo “alrededor de 200 feligreses”.

La cifra fue, incluso, superior a lo previsto semanas antes “puesto que el aforo máximo estaba fijado en 150, pero la noche anterior avisaron de que se había ampliado hasta el 60% de la capacidad del santuario y, por eso, fue posible que entrara toda la gente”.

Parte de los asistentes realizaron el trayecto a pie a través de las tres salidas guiadas organizadas desde Arratia y que partieron a las 6.30 horas desde la ermita de San Antonio de Igorre, a las 7.00 horas desde la plaza de Dima y a las 7.30 horas desde la ermita de San Antonio txikerra de Zeanuri. Como en otras ocasiones, la ruta elegida fue la PR-BI 1 entre Zeanuri y Urkiola, que hace tres años señalizó la asociación Joko Alai, en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad, y que se puede realizar en algo más de tres horas en tres horas caminando a una marcha normal. Otros peregrinos fueron en coche o en el servicio de autobús fletado por las parroquias de Arratia para facilitar la llegada a Urkiola a las personas que no tienen otro medio para poder ir.

El oficio religioso, presidido por todos los curas del valle de Arratia, se celebró bajo el lema También en la pandemia... todos hermanos y la mitad del sermón fue protagonizado por feligreses de cada una de las parroquias, representantes de diferentes generaciones, que explicaron algunos pasajes de la encíclica Fartelli Tutti firmada por el Papa Francisco el 20 de octubre del año pasado. Uno de los momentos más emotivos llegó cuando el grupo de danzas Beti Jai Alai de Basurto, Bilbao, ofreció por primera vez en una misa fuera de Begoña, el baile Begoña Ezpata dantza, Begoña Ezpata dantzauna actuación que se cerró con un sonoro aplauso por parte de los asistentes.

Sorteo boletos

Otra de las novedades del programa de actos de esta edición, cuya organización ha correspondido a la parroquia de Arantzazu, es que para controlar el aforo del Santuario, fijado en un principio en un máximo 150 personas, se entregó un billete numerado a los asistentes a la entrada del templo. Por iniciativa del centro de formación profesional de Arratia, Zulaibar, tres boletos estaban premiados con un vale de compra de 50 euros a canjear por productos o servicios en cualquiera de los establecimientos de la asociación de comerciantes de Arratia. El sorteo fue final de la misa, tras la foto oficial de familia que se hace todos los años en las escalinatas del santuario, y los tres ganadores disponen de un plazo de un mes para canjear el valor de las tarjetas. “De momento falta el portador del número 060, a ver si aparece a lo largo de la semana”, apunta Kortazar.