La Torre Aranguren de Orozko, una de las más bellas de las 154 que aún quedan en pie en Bizkaia, es uno de los pocos casos en toda Euskadi de vinculación ininterrumpida de un apellido a su casa solar durante quinientos años. Perteneció originariamente a Juan de Rotaeche, en el siglo XVI, miembro de una destacada saga familiar que en la segunda mitad del XVIII decidió trasladarse a Zeanuri, en el valle de Arratia, a una imponente casa de nombre Palacio Zubiate. Se trata de una típica edificación barroca reconstruida en el siglo anterior, tras una fuerte riada que la arrasó, y cuyas comodidades superaban con creces las de la vetusta torre.

En su propiedad de Zeanuri pasaba los periodos estivales Ramón Castor Rotaeche y Arbolanda (1811-1873) que llegó a ser Diputado General de Bizkaia y que, debido a su importante cargo durante los bienios 1856-58 y 1858-60, ubicó su residencia habitual en Bilbao. El patrimonio familiar de aquellos años incluía tierras y casi medio centenar de casas rurales y urbanas diseminadas por Bilbao, Orozko y el valle de Arratia. Es posible, por tanto, que la estrecha y especial vinculación de esta relevante saga familiar con Gorbeia surgiera a raíz de su afición a la caza junto a las visitas que realizaban constantemente a sus propiedades diseminadas en el extenso paraje natural que comparten Bizkaia y Araba. "Todo ello hace que, a principios del siglo XX, podamos considerar como una de las primeras expediciones para pernoctar en la montaña, a excepción de los pastores y a veces de algún acompañante, la llevada a cabo en 1902 por cinco Rotaeches, primos todos ellos, que salen desde el Palacio Zubiate y toman por campamento base su chabola Jauregia, que estaba situada cerca de donde posteriormente construiría Jose María Rotaeche el primer refugio privado de montaña en Bizkaia y provincias limítrofes, en Zenigorta", relata el investigador Iñaki García Uribe.

Uno de los expedicionarios fue un jovencísimo Antonio Rotaeche Rodríguez, que llegó a ocupar el puesto de Ingeniero Jefe del Distrito Forestal de Bizkaia y, cincuenta años después, estuvo presente en las bodas de oro de la Cruz de Gorbeia. Otro, Jose María Rotaeche Velasco (1889-1991) quien, años después y junto a su hermano Ignacio, se convirtieron en pioneros a la hora de esquiar el macizo. "Del primero, Licenciado en Ciencias Naturales por la Universidad de Barcelona y gran montañero, tenemos noticias de que ya en 1911, y residiendo en Madrid, fabrica sus propios esquís, los que trae a Gorbeia y allí estrena. Nadie antes se había deslizado con tablas por estas laderas. Calentaba los listones de madera que recibía cortados para forzar una de sus esquinas y así hacer las espátulas. Los pastores observaban atónitos semejantes deslizamientos por la nieve", asegura Iñaki García Uribe. Antonio se coronó campeón de España de esquí en varias ocasiones, una de ellas el 25 de febrero de 1912, cuando, siendo miembro del Club Alpino Español, se alzó con el primer puesto del Campeonato de esquí de fondo celebrado en Navacerrada. Su hermano Ignacio, Ingeniero de Caminos, "también le acompañaba y era un importante esquiador y montañero", hasta el punto de que "ambos impulsaron los primeros campeonatos de Bizkaia del 7 de febrero de 1915, y además también participaron en ellos", apunta.

Suponen solo algunos ejemplos de la faceta montañera de la familia y su vinculación con el macizo de Gorbeia. Tanto es así que, otro de sus miembros, Ramón Rotaeche Menchacatorre, fallecido en 1937, integró la comisión que impulsó la construcción de la primera cruz de Gorbeia en el año 1900.