En teoría debía haber titulado este artículo como El Haya de Azekieta pues ese es el topónimo del lugar y el nombre de este majestuoso haya (los árboles con nombre son muy importantes en la historia), pero me ha llevado la ilusión por reconocer a la persona que me llevó hace 24 años al lugar y me contó bajo su copa gigantesca, es el segundo haya más gordo de Gorbeia, una historia de película, basada en hechos reales. Veamos quien era este hombre, a que se dedicaba y así me quito una espinita que tenía clavada pues me prometí escribir esta página para honrarle y aprovecho que es el último artículo de Historias Montañeras del año, el 249, para dejar huella.

Cirilo Picaza Rotaetxe fue un pastor de Orozko muy querido en numerosas majadas no sólo de Gorbeia si no de otros muchos lugares. Esto se debía a que además de ser una muy buena persona, educada, silenciosa, siempre escuchando apoyado en su vara de avellano con el cuerpo torcido como si se cayera, discreta, fue alimañero, es decir, quien vivía durante normalmente una semana en cada chabola y hacía sus trabajos para desinfectar el lugar. Este oficio era muy importante y muy pocas personas existían en el último medio siglo para llevarlo a cabo. Acaso Cirilo fue el último. Aprendió en Segura, la cátedra de los alimañeros. También era un gran montañero. Y cazador.

En 2001 me contó el secreto mejor guardado de su vida. Fue tras salir de misa un domingo, vino a buscarme a la plaza de Zubiaur y a raíz de ahí conocí el haya y el bolatoki de Azekieta. Una historia de documental sin duda. Publicada ya en libros, artículos, contada en teles, radios y otras redes.

Picaza señala con su palo el lugar donde grabó C.P.R. 1950. I.G.U.

Cuando me buscó, me dijo; Iñaki tengo una cosa que contarte que creo te va a gustar y no se lo he dicho nunca a nadie. Quiero que tú la sepas y si quieres la cuentes en Radio Euskadi que te escucho muchas veces y me encanta como explicas todo lo que hablas de Gorbeia.

Asikuetako bolalekua

Otro amigo, el guarda forestal alavés Jonathan Rubines, autor de diversos libros montañeros y botánicos, se interesó por esta historia y le llevé al lugar y le conté al detalle todo. A raíz de ello en su libro RUTAS PARA DESCUBRIR ÁRBOLES MONUMENTALES publicó un capítulo bajo el mismo título de este. Veamos un fragmento del mismo; Cirilo Picaza contó el secreto que escondía aquel rincón a Iñaki García Uribe, etnógrafo de Ugao que ha dedicado un gran esfuerzo y su pasión a transmitir esta y otras historias de Gorbeia. Cirilo recordaba cómo su abuelo le contó que él, su padre y su abuelo conocían aquel lugar como Asikuetako bolalekua. Se trata de un antiquísimo y rudimentario juego de bolos, quizá de doscientos años, donde carboneros, arrieros y pastores se reunían para jugar. Parece que incluso los mejores tiradores eran fichados por alguno de los equipos, de modo que las competiciones adquirirían carácter de liguilla. Los árboles plantados en fila impedían que la bola se cayera ladera abajo.

En 1951 estuvo en el haya Cirilo con sus ovejas, eran unas 100, estuvo lloviendo horas y horas sin parar y él escondido bajo Azekieta se acordó de sus familiares que fueron a hacer las américas y le enviaban cartas diciendo cómo escribían en los árboles en su soledad. Él hizo lo mismo. En 2001, 50 años después, con la misma navaja fue y cinceló el año bajo el anterior.

Juego de bolos de Azekieta en una grabación para un programa I.G.U.

La primera vez que publiqué sobre esta historia fue en la revista Urratxa hace 20 años, que yo mismo editaba, propiedad del EAJ-PNV de Orozko, que buzoneábamos gratuitamente. Luego han sido decenas de visitas guiadas las que he hecho a amigos montañeros, periodistas, escritores, investigadores y algunos otros turistas ilustres.

Asikueta o Azekieta

El topónimo del lugar, del juego de bolos y haya, debe ser Asikueta pero el 100 % de la gente aquí en el pueblo lo denomina Azekieta.

El haya mide 7,41 metros de grosor, probablemente el más gordo de Bizkaia, pero cerca, en Zuia, casi en la misma raya con Ubidea, en Siskiña, existe otra mayor, mide 7,70 m y el lugar es mágico, un embudo natural. De su tronco central salen como queriendo rascar el cielo 17 árboles.

La ruta para llegar a Azekieta no es recomendable para gente que no sea montañera de verdad pues hay que cruzar parte de la segunda parte del Canal de Askorrigan estando expuesto a caídas de cientos de metros al vacío y entre el vértigo y el cuidado de no resbalar con el verdín de la cenefa de cemento de la obra que hizo Pradera Hermanos, la ruta es de dificultad. URTE BERRI ON DENORI.