Xabier Sagredo deja la presidencia de BBK tras garantizar su autonomía financiera
Comunicará el miércoles al patronato su decisión
Fue el encargado de poner en marcha la Fundación BBK y tomar junto con su equipo la decisión de mantener el control de Kutxabank. Y deja el proyecto después de lograr con diez años de antelación la autosuficiencia financiera del proyecto. Xabier Sagredo deja la presidencia de BBK y afronta nuevos retos. A falta de confirmación oficial -su intención es trasladarlo al patronato de la fundación bancaria el miércoles-, la filtración de la noticia ha roto está tarde los tiempos internos que manejaba Sagredo.
La fundación "ni confirma ni desmiente" la información por respeto al patronato y a la supervisión del Banco Central Europeo. En todo caso, el cambio en el timón de BBK empezó a intuirse la semana pasada. Diez años después de su arranque la fundación anunció el mayor presupuesto para su obra social de la historia y cobró fuerza un mensaje que ha defendido en varias ocasiones, su voluntad de no perpetuarse al frente del proyecto y de buscar nuevos retos.
Control de Kutxabank
Precisamente en su intervención de la semana pasada, Sagredo recordó que la capacidad financiera de BBK, que ya no depende del dividendo de Kutxabank gracias a la diversificación de la cartera industrial, le da margen para seguir controlando el banco de las tres antiguas cajas de ahorro vascas si crece de forma orgánica o inorgánica.
Por un lado, BBK ya no precisa de los ingresos que recibe de Kutxabank. Por otro, la entidad financiera es independiente para buscar nuevas oportunidades en el mercado sin tener un ojo puesto en garantizar la propiedad. Es decir, en evitar una operación que ponga en riesgo su arraigo.
Presente y futuro
El círculo se completa y la persona que ha estado al frente entra en la zona de los objetivos cumplidos. Ese lugar que es el punto de partida hacia otros rumbos. Queda la duda de cuál es su destino y, por encima de todo, de quién liderará a partir de su marcha la fundación bancaria.
Esa persona se encontrará un barco robusto y que avanza a velocidad de crucero con objetivos claros: garantizar la obra social, invertir en empresas tractoras del territorio y conservar el 57% del accionariado de Kutxabank.
El viaje no ha sido en ningún caso sencillo. La primera decisión de Sagredo y su círculo de confianza fue un cara o cruz sin moneda al aire: Mantener una participación mayoritaria en el banco que surgía de la alianza entre BBK, Vital y Kutxa o dejar la puerta abierta a la entrada de otro socio no alineado con el espíritu del proyecto.
Fondo de reserva
Avanzar por el primer escenario tenía un precio, la constitución de un fondo de reserva de 235 millones de euros, pero hubo pocas dudas –por no decir ninguna– en el equipo que lideraba el todavía presidente de BBK. Fue un acto de fe apoyado en algo tan tangible como la solvencia de las tres cajas de ahorros de la CAV, que asistieron como espectadores a la desintegración en el Estado del sistema de cajas, agitado por la corrupción política.
La onda expansiva generó unas reglas de juego comunes dictadas desde Europa, cuyo objetivo era básicamente profesionalizar el modelo y minimizar riesgos financieros reduciendo la exposición a las inversiones industrial. En el caso de BBK, supuso la condena a arrastrar el ancla del fondo de reserva, mientras sus socias alavesa y guipuzcoana sorteaban ese lastre por su participación minoritaria en el banco.
Liquidez
Desde su creación en 2014, la fundación de la antigua caja de ahorros vizcaina ha encarado y superado esos retos. De hecho ha llegado a un punto de equilibrio en el que el BCE no tiene ninguna duda sobre su capacidad financiera –tiene liquidez para multiplicar por cuatro el fondo de reserva– y además admite que Kutxabank tome participaciones industriales, poniendo fin al proceso de desinversión.
El consejo de administración de BBK designó el 6 de noviembre de 2013 a Xabier Sagredo como presidente de la caja, después de que Mario Fernández abandonara la presidencia de la entidad al cumplir la edad máxima que exige la ley y los estatutos de la caja. Una vez hecho efectivo el abandono de la presidencia por parte de Mario Fernández al cumplir 70 años, Sagredo, vicepresidente de la caja, asumió automáticamente la presidencia en funciones. Ocho meses después la caja se transformó en fundación bancaria.
Sagredo, que accedió a la vicepresidencia de BBK en noviembre de 2012, abandonó previamente su puesto como burukide en el Bizkai Buru Batzar (BBB) del PNV para centrarse en su nueva responsabilidad. Nacido en Portugalete (Bizkaia, 1972), es licenciado en Ciencias Económicas, y comenzó su trayectoria en Ipar Kutxa en 1997. Sagredo es también consejero en las compañías Iberdrola o Tubacex, así como integrante de Biocruces, Deusto, Orkestra, el museo de Bellas Artes o el Guggenheim.
