La profesora del instituto de la localidad vizcaína de Plentzia que ha denunciado sufrir acoso por estudiantes de ese centro desde hace ocho años, publicó una carta el año pasado en la que ya pedía a las familias y al centro educar en valores constructivos y responsabilizar a los menores de sus actos.

El pasado 31 de octubre, la noche de Halloween, unos 50 adolescentes, la mayoría alumnos de la ESO de ese centro, se congregaron ante la vivienda de la docente para insultarla, lanzar huevos y otros objetos contra su fachada, en un incidente que investiga la Fiscalía de Menores.

Expediente a 23 alumnos

El departamento de Educación ha abierto los protocolos correspondientes por agresión a personal de centros educativos tras conocer este caso.

El centro educativo tenía conocimiento de los ataques y, de hecho, el año pasado abrió expediente a un total de 23 alumnos. Adolescentes disfrazados arrojaron entonces huevos y limones a la fachada de su casa, además de tirar petardos, que dañaron las fachadas de casas contiguas.

Trabajo social

El instituto les impuso una medida educativa consistente en realizar 9 horas de trabajo social, en tareas de rehabilitación de espacios y limpieza de playas, así como la lectura de un libro basado en una experiencia de 'bullying', sobre el que luego se reflexionaba. Tras ese ataque de 2024, la profesora víctima del hostigamiento envió al semanal que publica el grupo Vocento una carta relatando lo ocurrido.

En su carta, relató que se había "vuelto común" que en Halloween "menores que actúan en grupo, como una 'manada', realicen actos vandálicos" y que consideran que estos hechos "están exentos de consecuencias, como si divertirse a costa de romper, destruir objetos materiales, fachadas de sus vecinos y vecinas o insultar a voz en grito reiteradamente estuviera permitido".

"Valores constructivos"

Denunciaba que "esta creencia del 'todo vale' refleja falta de empatía, respeto y perjudica a su comunidad".

"No se trata de sancionar o castigar sino de educar en valores constructivos, de asumir las consecuencias de sus actos y de evitar que estos se sigan repitiendo", reclamaba, al tiempo que apelaba a la responsabilidad "de cada persona y comunidad (familia, educadores, institucionesâ)" para "reflexionar y darse cuenta de quién elegimos ser y de qué calidad de vida queremos en cada momento", concluía.