Teobaldo Guerrero, un hombre de consenso con una empatía en el ADN
Tres estrellas guiaron su vida: su familia, su país y la música
Mi aita, un hombre bueno, honesto, íntegro, tenaz en sus convicciones y con un gran sentido del humor. Muy ilustrado, quizás por su educación seminarista. Un hombre de fe, cristiano. Tres estrellas guiaron su vida.
La primera, la que más brillaba, su familia. Mi ama, su luz. Enamorado de ella con una pasión que mantuvo hasta el último día. Casi 70 años juntos. Sin mi ama no habría sido la misma persona. Después yo, su único hijo. Ha sido mi guía y mi referencia en la vida. Sin él, y sin mi ama, yo tampoco habría sido el mismo. Y, sus nietos, siempre pendiente de ellos. Qué tal Aitzol, cómo va Uxue, qué tal Izaro, preguntaba cada dos por tres. Finalmente, sus amigos y compañeros.
La segunda, su país. abertzale y jeltzale hasta la médula. Trabajó incansablemente por nuestra tierra, para ver una Euskadi mejor y más tolerante. Desde el ámbito personal en su paso por la política como candidato y posterior teniente alcalde del Ayuntamiento de Sestao, su pueblo. Igualmente, dadas sus profundas convicciones nacionalistas, colaboró en la puesta en marcha de la ikastola Umeen Etxea en 1968 que posteriormente en 1980 se integraría en Asti Leku. En lo profesional, entre otras labores, dirigió un proyecto como entonces, en 1983, era Aparkabisa hoy convertido en un centro de logística del transporte referente a nivel estatal. Persona de paz, de concordia. También un hombre de consenso con una empatía que estaba sellada en su ADN.
La tercera estrella, la música. Melómano empedernido. Buen tenor y gran director. Con 17 años empezó a dirigir el Orfeón de Sestao al que mantuvo en un gran nivel durante 20 años. Después, el Otxote Gazteak de Lutxana. No era sólo un Otxote, más bien se configuraba como una cuadrilla de amigos que cantaban especialmente bien. Y, más tarde, en 1996, tutelando el coro Itxartu Abesbatza de Getxo. Era mi aita y su pasión por la música vasca.
En definitiva, una persona que pasó por este mundo dejando su impronta y que creo que lo hizo algo mejor. En mi caso, mi bastón, mi guía, mi referente en la vida y uno de mis amores. Tengo claro que la vida sin él nunca será igual. Eskerrik asko aita, bihotz-bihotzez.
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