"No he pasado tanto bochorno ni en Las Vegas", comenta Inés, vecina de Igorre, mientras se abanica bajo la sombra de una sombrilla. Acaba de volver de la ciudad del desierto americano y, aun así, el bochorno de este domingo en Euskadi le parece más difícil de soportar. No es para menos: Bizkaia vive una de las jornadas más calurosas del año, con temperaturas que podrían alcanzar los 38 grados en las zonas del interior.

Frente a este calor extremo, la imaginación se agudiza. Los paraguas se han convertido en el complemento estrella, no para la lluvia, sino para protegerse del sol. También abanicos, ventiladores de pilas y otros trucos portátiles son cada vez más comunes en las calles y en el transporte público. Y cómo no, un helado siempre es bienvenido cuando los grados aprietan.

Ante esta situación, el Gobierno vasco ha activado la alerta naranja por altas temperaturas, en vigor este domingo 10 de agosto y el lunes, especialmente hasta las 20.00 horas. Según Euskalmet, las máximas afectarán con más fuerza a las comarcas del eje del Ebro y la zona de transición, que incluyen varios municipios del sur de Bizkaia.

31 a la sombra

En localidades como Igorre, el termómetro ya marcaba 31 grados a la sombra a las 14.00 horas, con un calor sofocante que ha vaciado calles y llenado terrazas y playas. Y es que la mejor forma de sobrellevar el calor es refugiarse en la costa o darse un chapuzón.

Las playas vizcainas están a rebosar, convertidas en el gran refugio de este fin de semana. En Sopela encontrar un sitio para aparcar se ha convertido en misión imposible. "He tenido que dejar el coche a dos kilómetros", ha comentado Xabier García de Galdakao.

Mientras tanto, en el litoral se espera que la entrada del viento del nordeste contenga un poco el calor, con máximas más suaves, entre 28 y 30 grados. No ocurrirá lo mismo en el interior, donde el viento variable permitirá un ascenso térmico más acusado.

Las autoridades recomiendan precaución, evitar la exposición al sol en las horas centrales del día, mantenerse bien hidratado y reducir la actividad física intensa. Este episodio de calor extremo recuerda que las olas de calor en Euskadi ya no son una rareza, sino una realidad cada vez más frecuente.