El filtro silencioso que controla cualquier riesgo en el aeropuerto de Bilbao
Vigilan sin descanso a los pasajeros que aterrizan en el aeropuerto de Bilbao | Dependiendo del número de llegadas, la Guardia Civil maneja una horquilla de 100/150 maletas supervisadas al día
En uno de los rincones menos visibles del aeropuerto de Bilbao, incluso en algunas ocasiones pasa desapercibido, es donde sucede gran parte de la acción diaria de La Paloma, en las aduanas. Allí, un grupo de agentes de la Unidad Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil trabaja con el objetivo de controlar la entrada de mercancías a través del aeródromo vizcaino. También en el Puerto de Bilbao, lugar en el que se lleva a cabo un control exhaustivo de pasajeros que requiere precisión, coordinación y, en muchos casos, discreción.
Relacionadas
Según señalan a este periódico fuentes del cuerpo policial, no tienen un dato concreto respecto a cuántas maletas pueden supervisar al día ya que todo depende del tráfico aéreo y de la temporada del año que sea. No obstante, apuntan que la horquilla de número de equipajes que analizan diariamente puede rondar entre los 100 y 150. Todo depende del número de llegadas desde países ajenos a la Unión Europea.
La filtración de pasajeros da comienzo incluso antes de que las maletas lleguen a la cinta. Las y los agentes ya están atentos a los vuelos que aterrizan y observan los equipajes de los pasajeros desde el primer momento. En este caso, la etiqueta que lleva cada maleta es clave para que, con un simple vistazo, se puede intuir por dónde ha viajado. “Lo primero que hacemos es visualizar las maletas. Si es etiqueta verde significa que ese pasajero llega desde dentro de la Unión Europea”, explica la portavoz de la Comandancia de la Guardia Civil de Bizkaia, Rebeca Ramos. Por lo tanto, la etiqueta verde significa que el equipaje ya ha pasado un primer control aduanero. La situación es completamente diferente cuando las etiquetas que lucen las maletas son blancas.
“Si la etiqueta de la maleta es verde significa que el pasajero llega desde dentro de la Unión Europea”
Eso significa que esa maleta que ha llegado al aeropuerto de Bilbao lo hace directamente de un país ajeno al espacio Schengen, ya sea de forma directa o sin haber hecho previamente escala en otro aeropuerto europeo. En esta situación, la Unidad Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil tiene la primera toma de contacto con el pasajero. A esto se suma un análisis de riesgo que combina diferentes factores: desde perfiles de vuelos que históricamente han tenido mayor incidencia en la entrada de mercancía no declarada, hasta patrones detectados por los propios agentes.
Escáner de rayos X
Además, se añade la existencia de rutas utilizadas habitualmente para el contrabando o el transporte irregular de productos prohibidos. Sin embargo, el incremento de conexiones internacionales desde el aeropuerto de Bilbao da más importancia a la labor de vigilancia ya que nuevos destinos implican nuevas rutas y, por tanto, nuevas dinámicas en el tránsito de personas y productos. “Dependiendo de los indicativos que nos dé más los análisis de riesgo que hayamos hecho previamente, valoramos si hacemos un filtrado con el escáner de rayos X”, señala Ramos. Cuando se considera necesario, el equipaje se introduce en una máquina con escáner de rayos X con los que se detecta rápidamente objetos ocultos, posibles dobles fondos que oculten algo o materiales cuya entrada por la aduana podría ser ilegal. El desconocimiento de lo que se puede llevar o no a una aduana no exime que si no cumple con la legislación vigente pueda ser retirado.
Aquí destacan desde productos alimentarios –lácteos, carne, comida– hasta medicamentos, pasando por tecnología, ropa o tabaco, todo está sujeto a una normativa clara sobre cantidades permitidas y necesidad de declarar. En caso de intervenir un producto que no puede entrar a la Unión Europea, “a la persona se le rellena un justificante de deposito de mercancías de la agencia tributaria”. En el caso del dinero, es obligatorio declarar movimientos internacionales de 10.000 euros o más en efectivo. Si la cuantía económica supera dicha cantidad, se le retirará al pasajero dejándole 1.000 euros en concepto de supervivencia. Posteriormente, se realiza una identificación de lo intervenido que se incluye en dicho justificante que recibe el pasajero y se le da un número de teléfono en caso de que tenga alguna duda sobre el motivo por el que se le ha efectuado la retirada.