Una apuesta “real por la inclusión”. Ese el objetivo con el que nació la Asociación Amesten en 2015, aunque el origen había estado en un proyecto piloto con el que lograron el primer premio Wanted en Getxo. “Fuimos un grupo que vimos que en nuestro municipio las personas con diversidad funcional no participaban en las actividades municipales”, recuerda Ruth San Cristóbal, fundadora y coordinadora de la Asociación Amesten. Ante esa situación, dieron un paso adelante y pusieron en marcha un “proyecto piloto que empezó en las actividades deportivas de Getxo Kirolak y poco después se trasladó a un tema más social”. Esa necesidad era más palpable en la adolescencia y por ello se centraron en esa franja de edad, aunque la inclusión es de “0 a 100 años”, ratifica.

Parte de la gran familia de la Asociación Amesten. Asociación Amesten

Tras ese éxito estuvieron gestionando el servicio de inclusión en Getxo aunque ahora es Barakaldo el Ayuntamiento que tiene una visión más clara sobre este ámbito. “El equipo de Juventud de Barakaldo ayuda muchísimo y los jóvenes, también. Se ve la inclusión real y se está haciendo un buen trabajo”, asegura San Cristóbal mientras su compañero Ekaitz Suárez añade que en la localidad fabril “se empieza a trabajar la diversidad cuando los chavales tienen doce años y entran en el servicio. Se les transmiten unos valores súper positivos”.

Éxito entre chavales y familias

La respuesta de las familias ante la posibilidad de que sus hijos compartan su tiempo libre con otros chavales sin diversidad funcional no puede ser más positiva. “No se creían que hubiera un servicio así y que fuera gratuito. Son familias que están acostumbradas a pelear por los derechos de sus hijos, por lo que la acogida es muy buena”, destaca San Cristóbal.

Las actividades abarcan desde las culturales a las deportivas. Amesten Elkartea

Ese trabajo conjunto que realizan todos los chavales tiene repercusiones más allá del momento de la actividad en sí. “Beneficia a las personas con discapacidad y a las que no tienen discapacidad porque ambos se llevan un aprendizaje. Trabajan la empatía desde el principio. No estamos acostumbrados a convivir con una persona con discapacidad y se les dan la oportunidad de trabajar con ellos”, subraya María Monge. Chavales con Síndrome de Down, TEA, parálisis cerebral, entre otras, disfrutan de un amplio abanico de actividades que pueden decidir. “En Giltzarri, que es la plataforma que lleva juventud en Barakaldo, a principios de curso les preguntan qué quieren hacer. Y en función de las posibilidades se llevan a cabo”, comentan los tres representantes de la Asociación Amesten. De esas encuestas salen propuestas como surf, robótica, impresión 3D, tirolinas, campamentos de verano… Un largo listado donde compartir experiencias y aprendizajes.

Los cursos de surf son muy demandados. Asociación Amesten

Necesidad de más iniciativas

Todavía queda un largo camino para conseguir una “inclusión real”, donde las personas con diversidad funcional puedan participar “en las actividades comunitarias de manera real” y para ello faltan recursos económicos para ofrecer esa respuesta. “En Barakaldo tenemos lista de espera para participar en los programas de ocio”, deslizan los tres miembros de la Asociación Amesten.