A menos de quince días para el inicio de la Semana Santa, el barrio de Arkotxa está ultimando los preparativos para la puesta en escena de su emotiva Pasión Viviente de Cristo y… haciendo frente a los imprevistos de última hora. El más importante e inesperado, el problema de salud de Mikel Arrieta, la persona elegida para encarnar el papel de Jesús. “Ha sido operado recientemente y tiene que hacer reposo, lo que le impide representar el Via Crucis del Viernes Santo porque requiere mucho esfuerzo”, explica Gurutze Zubirikai, presidenta de la Asociación Gaztek-Abi que se encarga de la organización de un evento que este año alcanzará su 57 edición.
De ahí que su participación se limitará a la recreación de la Última Cena que tendrá lugar el Jueves Santo, a las 19.00 horas en la iglesia. “Aprenderse el papel de esta representación lleva tiempo y Mikel había ensayado ya los diálogos. Creemos que va a estar en condiciones de realizar este acto que dura algo menos de una hora y no tiene que moverse mucho”, indica.
Su sustituto de cara a la cita del viernes será Edu Tojo que “ya ha hecho de Cristo en otras ediciones, aunque nos ha dado un susto porque se ha hecho daño en el trabajo y estos días está también de reposo”, comenta con resignación, pero segura de que todo se va a solucionar en el tiempo que resta para un espectáculo que muestra, desde 1968 y con mucha fidelidad y realismo, los principales episodios evangélicos sobre lo acontecido a Jesucristo entre la última cena y su crucifixión y muerte.
Para dar vida al resto de personajes – entre ellos la Virgen María, los apóstoles o María Magdalena- se han vuelto a implicar un centenar de vecinos de Zarátamo y municipios cercanos entre los que se encuentran “un grupito de chicos y chicas de entre 15 y 21 años que se están animando a implicarse todos los años, van haciendo cositas y esperemos que continúen para garantizar el relevo generacional y el futuro de la Pasión Viviente de Arkotxa”. Y además, Gaztek-Abi va a volver a contar con la colaboración y participación de integrantes de la Hermandad de los Cruzados Euscarísticos de Bilbao y de la centuria de la Cohors Carietum et Veniaesum, también de la capital vizcaina.
El realismo del Vía Crucis
El acto más impactante y concurrido es, sin duda, el Vía Crucis del viernes que consta de doce escenas. Da inicio a las 11.00 horas en frente de la Iglesia con la oración en el Huerto de los Olivos, el juicio de Cristo ante los sumos sacerdotes Anás y Caifás y el sanedrín, el prendimiento de Jesús tras ser señalado con el beso de Judas, las negaciones de Pedro y el arrepentimiento de Judas. La recreación continúa en la plaza que está tras el templo religioso con las escenas del juicio de Pilato, Herodes y la flagelación y, a partir de ahí, comienza la secuencia de acontecimientos conocida como la Pasión.
Durante el Vía Crucis por toda la barriada de La Dinamita, con el personaje de Cristo portando con sufrimiento “una cruz de 80 kilos de peso” se escenifican las tres caídas y escenas protagonizadas por la Virgen, mujeres de Jerusalén, María Magdalena e Ireneo Y ya en la barriada Upo Mendi llega la crucifixión en El Calvario.
Cercanía y emotividad
En total, tres horas de representación “que nunca se han suspendido, ni por lluvia, frío o calor” y que tiene como principal esencia la cercanía del público. “No hay ninguna zona acotada, solo alrededor de algunos escenarios en la zona de la Iglesia. En el resto del recorrido, los espectadores se sientes parte de la recreación, algunos ayudan, otros incluso llegan a gritar ¡parad ya! a los sayones o se emocionan durante las escenas más impactantes de la virgen, María Magdalena o la Verónica”, relata Gurutze. “Es muy bonito y auténtico”.
"Es una representación muy cercana y el público se emociona en algunas escenas. Es muy auténtico"
Así se pone punto y final a un esfuerzo, una implicación y un compromiso de meses ya que “en junio es cuando se hace el reparto de papeles principales, en octubre se empiezan los ensayos individuales y a partir de enero hay ya grupales todos los sábados”. Nada se deja al azar y siempre hay cosas que hacer, como “revisar el material, los trajes y los elementos de los escenarios por si es necesario renovar algo o hacer arreglos”.
Y todo esfuerzo tiene su recompensa. La más importante es seguir atrayendo al numeroso público que se acerca, todos los años, a presenciar y disfrutar de la recreación, pero también hay después una celebración para los responsables de la organización y colaboradores. “Tras descansar y dejar pasar un par de semanas, nos reunimos para una cena en la que se proclama quienes van a ser el Cristo y la Virgen y hay mucha expectación”.