El frontón lleva su nombre y un monumento en su memoria se alza en el barrio también homónimo donde nació, recordatorio de que Francisco de Beraskola (1564-1597) es uno de los vecinos ilustres de Gordexola. Fallecido en Georgia, que hoy pertenece a los Estados Unidos, el Vaticano ha anunciado su beatificación junto con otros cuatro frailes: Pedro de Corpa, Blas Rodríguez de Cuacos, Miguel de Añón y Antonio de Badajoz. Los cinco fueron asesinados en un lapso de pocos días.

Su martirio fue causado, “en particular, por la aversión de los nativos a la predicación de la doctrina del matrimonio cristiano”, explica el Obispado de Bilbao haciéndose eco de la autorización por parte del Papa Francisco a la promulgación de los decretos que dan vía libre a la recta final del proceso. “Conocían los riesgos y peligros asociados a su apostolado también en relación con su seguridad. Poco después de su muerte, la fama de su martirio se extendió arraigándose en el territorio”, detalla el portal de noticias Vatican News.

Una noticia acogida con felicidad en Gordexola. No en vano, la causa para la canonización conjunta de los cinco mártires arrancó en 1954 a instancias de obispos de Estados Unidos, según recoge el investigador Jokin Inoriza en el primer tomo de su libro De Gordejuela a Gordexola, que recopila la historia local con formato de diccionario. “Lo sentimos un poco nuestro. Nos hemos criado en catequesis al lado del cuadro que le representa con un balón”, apunta la alcaldesa, Ángela Eguia. Y es que “a modo de curiosidad, cuando buscaban patrón para el fútbol le barajaron [su nombre] porque dicen que jugaba con los nativos a un deporte en el que también golpeaban una pelota con los pies”.

“El tercer domingo de julio” se celebra una romería en el barrio Beraskola, donde vino al mundo. Allí se erigieron en su honor un altar y una cruz inaugurados el 17 de septiembre de 1967 y cubiertos posteriormente por un pórtico de madera, documenta Jokin Inoriza.

El 14 de julio de 1595 el fraile zarpó en Sanlúcar de Barrameda rumbo a La Florida para predicar dentro de un grupo de frailes franciscanos. Una vez allí, le destinaron a la misión de Santo Domingo de Asao, en la actual isla de San Simón, estado de Georgia. Dotado de gran forma física, “le apodaban el gigante cántabro”, reproduce el investigador de Gordexola, “predicó la fe cristiana en La Tama, lugar situado a 250 kilómetros al norte de San Agustín”; sin embargo, “a consecuencia de la tensión y rebeldía generadas entre los indios por los excesos del gobernador y de los conquistadores y la dificultad de aceptar las nuevas costumbres y normas cristianas” acabaron con su vida “apaleado y después a hachazos”. El culto a los cinco mártires enraizó en los Estados Unidos y también al otro lado del océano. Jugó un papel muy importante en su beatificación el padre Cruz Omaetxebarria, “un franciscano que escribió la obra Sangre vizcaina en los pantanos de Florida”.

Enkarterri cuenta con otro beato en la figura del sacerdote y arquitecto balmasedano Pedro de Asúa (1890-1936), asesinado durante la Guerra Civil.

Apertura de la causa”

1954

La causa que espera culminar con la canonización de Francisco de Beraskola y otros cuatro religiosos –Pedro de Corpa, Blas Rodríguez de Cuacos, Miguel de Añón y Antonio de Badajoz– se impulsó hace 71 años desde los Estados Unidos, donde los cinco sufrieron martirio con muy pocos días de diferencia en septiembre de 1597. Existe una página web de la diócesis de Savannah (Georgia) dedicada a la causa que contiene sus biografías y referencias documentales.