La paleta de colores ya está lista para borrar el blanco de la fachada de los números 3 y 5 de la calle Ibaigane. El edificio que desde 1983 mira a la plaza de La Estación de Las Arenas con creatividad, empieza a albergar los primeros trazos de su nueva era artística. Auzotarren mosaikoa comienza a sustituir al desaparecido mural del Ajedrez, la partida perdida ante las huellas del tiempo. Esa cara del bloque de viviendas fue reparada y se quedó pálida como la nieve hace meses a la espera del nuevo arco íris. Ya ha llegado: los artistas Giorgos Gkareth Christou y Liesbeth Montoya Ramallo iniciaron ayer las labores para plasmar su obra, que estará terminada, como muy tarde y si no hay imprevistos, a finales de junio.

Este lienzo vertical acogerá una decoración inspirada en la riqueza visual y cultural del barrio getxoztarra. Auzotarren mosaikoa contendrá elementos arquitectónicos, naturales y sociales que forman parte de la identidad local y, además, rezuma el ánimo de generar una conexión entre el espacio urbano y la comunidad. Para ello, este collage fusiona escenas cotidianas, patrones geométricos y rincones del entorno, creando una sensación de amplitud y profundidad que integra tanto la monumentalidad arquitectónica como la vitalidad de la naturaleza.

La obra evoca también al emblemático mural original –realizado por Josemi Ibarretxe– incorporando una cuadrícula en blanco y negro, inspirada en el ajedrez, que simboliza la memoria histórica y la continuidad cultural. Y es que está profundamente clavado en el corazón de los vecinos ese antiguo dibujo, que hasta llegó a dar nombre, de voz a voz, popularmente, al lugar: la plaza del Ajedrez. Arranca ahora el presente: con dos gatos sentados en el banco, con rosas y flores en el jardín, con las casas baratas y otros inmuebles singulares de la zona –fachadas para la fachada–. Son los fragmentos para esta pared que prácticamente comparten Las Arenas y Romo.

Giorgos Gkareth Christou es el autor de este diseño. Nació en Chipre y actualmente vive y trabaja entre su país y Euskadi. Aquí cursó el máster de InCreArte en la UPV/EHU y también desarrolla su tesis doctoral. Su trabajo como artista hierve, mientras tanto, en su taller h Arka, en la calle Fika, de Bilbao. El mural de Giorgos resultó seleccionado de entre 33 candidatos, de los cuales cinco pasaron a la fase final de un concurso llamado Miren Larrea. Especialistas en arte, técnicos de Getxo Kultura y una representación de la comunidad de propietarios del edificio conformaron el jurado para elegir el futuro de la fachada en blanco. A continuación, se puso en marcha un proceso participativo no vinculante con el objeto de conocer la opinión de la ciudadanía. Una vez finalizado, la mayor parte de quienes votaron (235 de 726) se decantaron por Auzotarren mosaikoa. El jurado, por unanimidad, también.

Esta es la historia de la nueva cara de la plaza de La Estación que, a su vez, es el inicio de otra: Auzotarren mosaikoa es el punto de partida del certamen Miren Larrea que, en sucesivas ediciones, irá propiciando la creación de murales en diferentes emplazamientos del municipio, de manera que, progresivamente, “se vaya conformando un itinerario de creaciones artísticas con el que no sólo se pretende mostrar el trabajo de diferentes creadores, sino que también se busca dar uso a espacios infrautilizados como soporte de arte mural para convertir el espacio urbano en plataforma de difusión y disfrute de este tipo de obras”. Palabra de Getxo Kultura.

El apunte

El autor. Giorgos Gkareth Christou es el creador de este diseño, que plasmará en la fachada del edificio junto a Liesbeth Montoya Ramallo.

El primero de más. La intención del Aula de Cultura de Getxo es impulsar más concursos de este tipo para elegir obras que decoren “emplazamientos del municipio, de manera que se vaya conformando un itinerario de creaciones”. Así se da a conocer el trabajo de artistas y se da vitalidad a espacios infrautilizados.