2025 está llamado a ser un año culmen en el aeropuerto de Bilbao. Al récord batido en 2024 con cifras históricas de 6,77 millones de pasajeros atendidos, este ejercicio batirá de nuevo la marca al unirse cinco nuevos destinos europeos y el puntazo de la ruta transoceánica directa a Nueva York.
Van a ser miles de viajeros diarios y buena parte de ellos llegarán en sus vehículos y requerirán más plazas de estacionamiento. La dirección del aeropuerto no ha querido pillarse los dedos y desde 2019 está aplicando una política de ampliación de la oferta de estacionamiento que va a culminar este año con el inicio de las obras de un nuevo estacionamiento en la azotea del parking principal, el P1.
Los trabajos se iniciarán este primer trimestre del año para generar un estacionamiento con 565 plazas de parking, 24 de ellas para vehículos eléctricos y 19 para personas con movilidad reducida. Todas ellas tendrán marquesinas de protección y la conexión con las plantas inferiores del P1 se realizará a través de los dos ascensores y ocho escaleras.
Con la solución adoptada además se va a minimizar el impacto visual en el entorno y eliminar la actual la vegetación de la cubierta. Las obras incluyen el desvío y reposición de todos los servicios y un acceso independiente para los vehículos desde el vial que circunda por arriba el aparcamiento.
Los trabajos se prolongarán año y medio con lo que hasta otoño de 2026 no se podrá abrir el servicio. Unas obras que debían haber arrancado ya en 2023 pero que se retrasaron al tener que licitar por segunda vez el contrato debido a que quedó desierto en el primer intento. El presupuesto se tuvo que aumentar de los 5,8 millones previstos en la primera convocatoria a los 7,3 millones por los que finalmente han sido adjudicados los trabajos.
El nuevo espacio permitirá que La Paloma alcance casi una oferta de 5.000 estacionamientos para viajeros y visitantes, y también para la plantilla de Aena y los trabajadores de las empresas aeroportuarias.
La crisis ocurrida en 2018, cuando en primavera coincidió la afluencia masiva de viajeros de Iparralde con las vacaciones de Semana Santa locales, supuso un aldabonazo para la dirección del aeropuerto.
Entonces se quedaron coches tirados en las inmediaciones de la terminal al llenarse completamente los cuatro estacionamientos existentes, el P1, el principal con 2.924 plazas, el P2 de larga estancia, que dispone de 672 parcelas y los dos parking exprés, el de Salidas, con 67 parcelas, y el de Llegadas, con 36.
Un año después en abril de 2019 también hubo varios días de saturación que obligaron a habilitar de forma puntual un espacio, precisamente en la azotea del parking principal. Fue cuando la dirección del aeropuerto desarrolló una hoja de ruta para generar nuevos espacios de estacionamiento ante estos hechos puntuales pero también en previsión del aumento del pasaje. Sin embargo, llegó la pandemia y todo quedó en barbecho. Aún así los planes de ampliación de los parkings no se desecharon y se siguió trabajando en los despachos.
Planta liberada
A las 3.699 plazas existentes en 2018, cuando ocurrió la primera crisis, se han unido desde entonces tres nuevos parkings que han servido, además, para liberar del P1, casi una planta entera de las cinco que ofrece. Primero se sumaron las 160 parcelas del P4, un parking low cost, pero que es el más alejado de la terminal, a ocho minutos andando.
Después se procedió a inaugurar en diciembre de 2022 el edificio técnico que acoge la plantilla que atiende al aeropuerto donde se generaron otras 238 plazas, a las que se añadieron después otras 250 parcelas del parking de abonados, un espacio reservado para los trabajadores de empresas que operan en el aeropuerto. En total, se generaron 648 plazas más con respecto a 2018 lo que ha supuesto un 14% de aumento.
Con estas extensiones se ha conseguido alejar el fantasma de saturación que quedará despejado con la construcción del P3 en la azotea del parking principal.
Iván Grande, director del aeropuerto, subraya la importancia de esta obra ya que “mejora las instalaciones del aeropuerto” y considera que “es una inversión potente, con el objetivo continuo de adecuar la infraestructura a las necesidades futuras”.
Para más adelante queda un último reservorio que se vislumbró en la hoja de ruta de 2019. Son 800 plazas de nuevas a habilitar en el espacio de P2 de larga estancia actualmente en servicio elevando una planta toda su extensión. De momento, y hasta que las necesidades no lo requieran, el aeropuerto tiene guardada esta ampliación en el cajón aunque si sigue el crecimiento de pasajeros quizás tenga que sacarlo pronto.