Mario López ha calificado de "platónica" la relación que mantuvo con la jugadora de baloncesto que le denunció hace un año por abusos sexuales continuados cuando ella tenía entre 13 y 16 años, en un período comprendido entre 1998 y 2001. Así lo ha afirmado en la primera sesión del juicio celebrado contra el exentrenador del equipo de baloncesto femenino de Gernika, en la que ha asegurado que no tuvo ningún tipo de contacto sexual con la denunciante, que ahora tiene 39 años.
La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Bizkaia ha acogido este martes esta sesión inicial de la causa contra el exentrenador y exdirector deportivo del club gernikarra, para el que la Físcalía pide 14 años de prisión y la acusación particular hasta 18 por un delito continuado de agresión sexual.
La primera sesión de la vista oral por estos hechos, que se hicieron públicos en 2023, se ha celebrado a puerta cerrada para evitar "la confrontación visual" de la víctima con el encausado, y en ella han declarado el acusado, la denunciante, que ha testificado protegida por un biombo, y la psicóloga que la trata.
Según ha trasladado la defensa del exentrenador a Europa Press, el acusado ha afirmado, "como lo lleva reconociendo desde hace años", que fue una relación "de tipo platónico, sin ningún tipo de contenido sexual". De esta forma, no ha admitido "contactos sexuales" y, además, ha indicado que la denunciante "ha reconocido" que le envió "cartas de amor" al acusado. Por su parte, desde la acusación particular han declinado hacer declaraciones hasta que se dicte la sentencia.
La sesión, que contado con dos recesos, se ha prolongado durante casi cinco horas, mientras en el exterior del Palacio de Justicia en Bilbao se han concentrado varias decenas de personas que han secundado la convocatoria de Gernikako Sare Feminista en apoyo a la presunta víctima de abusos sexuales.
Además de los 14 años de cárcel, el ministerio público solicita también para este exentrenador inhabilitación absoluta, el abono de las costas, que se le prohíba acercarse durante un periodo de diez años a la localidad vizcaína de Gernika, donde reside la víctima, y a indemnizarla con 20.000 euros.
Por su parte, la acusación particular pide 18 años y nueve meses de prisión por agresión sexual continuada, además de una indemnización de 150.000 euros por daño moral y social.
El escrito de la Fiscalía destaca que el acusado fue entrenador de baloncesto de la jugadora, que ahora tiene 39 años, desde que esta pasó a formar parte del equipo del colegio entre los 10 y los 16 años. A partir de julio de 1998, según relata, comenzó a someter a tocamientos a la entonces menor.
De hecho, subraya que el exentrenador "buscaba y aprovechaba momentos para estar a solas" con ella "a fin de mantener relaciones sexuales", aprovechándose de la situación familiar de la víctima, "dada la ausencia de cuidado y control parentales".
La primera agresión sexual la habría cometido cuando invitó a la joven a ver un partido de baloncesto en una vivienda de Gernika, municipio en el que ambos residían. Fue entonces cuando le introdujo la mano en el pecho y, al comenzar la menor a llorar, el encausado le aseguró que no volvería a pasar.
Sin embargo, tal como narra el ministerio público, estos "encuentros continuaron en el tiempo y subieron en intensidad". La jugadora se sometía a ellos "dado el temor que le infundía" su entrenador por su posición y la "gran diferencia de edad" que existía entre ambos.
Temor en aumento
Tal como indica el escrito de acusación, el "temor" que la víctima sentía hacia su agresor aumentó porque este tocaba el claxon cuando pasaba en coche por su casa, conducía "de manera agresiva y temeraria" cuando viajaba con ella o si se mostraba "agresivo y desproporcionadamente exigente con ella en los entrenamientos". Además, le impuso hablar a diario por teléfono con él.
La Fiscalía afirma que, sin poderlo concretar en el tiempo, el acusado, "con excusas del entrenamiento y perfeccionamiento del baloncesto", llevaba a la jugadora a su domicilio o la llamaba para que ella fuera, y aprovechaba viajes o estancias que realizaban para jugar partidos para someterla a agresiones sexuales, como tocamientos, u obligarle a practicarle felaciones o masturbarle.
A partir de cierta fecha, precisa que "empezó a penetrarla analmente", y asegura que todas estas relaciones las mantuvo con la menor sin su consentimiento o esta se sometió a ellas al sentirse intimidada por su entrenador. La víctima ha sido diagnosticada de trastorno por estrés postraumático y precisa de tratamiento psiquiátrico y psicológico.
El juicio continuará este miércoles con la declaración de más testigos y los peritos y el jueves quedará visto para sentencia, tras las exposición de las conclusiones de las partes.