"De niña me mandaban traer la sal de la alacena o el carbón y siempre preguntaba: Y ahora ¿qué hago? Quieta no me iba a estar. Era voluntariosa”. A sus setenta y tantos años, Puri Zatón conserva su esencia y, lejos de cruzarse de brazos, los abre para recibir a personas en situación de vulnerabilidad que buscan ayuda en Cáritas Bizkaia, entidad con la que colabora desde que se prejubiló en 2009. “Me dieron en el hombro y, como siempre he tenido esa inquietud, dije que sí”, afirma y anima, con motivo del Día Internacional del Voluntariado que se celebra este jueves, a otras personas mayores a seguir sus pasos. “Si estamos vivos, hay que demostrarlo y una forma es la participación, sacar un tiempo para estar con otros. Puedes sentirte más útil y menos solo”, asegura.
Nacida en un pueblo de Burgos y asentada en Bilbao desde los 16 años, Puri se dedicó a la enseñanza y a algo más. “Había niños con mucha necesidad, familias que necesitaban ese apoyo y cercanía”, cuenta. Ahora se los presta a quienes se acercan a la Acogida de Cáritas en Santutxu, “apremiados por la precariedad económica”.
"Cuando hay familias es más duro porque no podemos ayudar todo lo que queremos"
Mujeres y hombres migrantes que luchan por traer a sus hijos, como “un chico de Camerún que vino solo hace seis o siete años, lo ha pasado muy mal” y por fin ha conseguido reagrupar a su familia, jóvenes del Magreb, gente de Nepal... En definitiva, resume, “personas que buscan una vida mejor, necesitan abrirse un camino en un lugar desconocido y tienen unas necesidades básicas que hay que solventar. Es el perfil que hemos tenido toda la vida, aunque antes quizás teníamos más solvencia económica”, apunta. De hecho, reconoce, “cuando hay familias es muy duro porque no podemos ayudar todo lo que queremos”.
"Eres como el hermano mayor"
Aunque todos los casos le “tocan” la fibra y hay algunos que le “crean ansiedad”, dice que “todo se sobrelleva hablando con ellos”. No en vano vive su voluntariado como “un regalo”. “Tienes amigos por todo el mundo, se abren a ti, te cuentan su vida. Eres como el hermano mayor, se acercan con mucha confianza y eso te anima a seguir. Es bonito y gratificante”, afirma esta mujer, que a veces olvida ocultar su número de teléfono personal cuando habla con usuarios. “Entonces tienen el teléfono abierto y te llaman en cualquier momento. Tienes la cabeza y el corazón repletos de nombres e historias. Te llena. Participar de la vida es eso”.
"Tienes la cabeza y el corazón repletos de nombres e historias. Te llena. Participar de la vida es eso"
Hace tiempo sus hijos le dijeron alguna vez que por qué no descansaba, pero Puri no está por la labor y han debido de tirar la toalla. “Yo creo que se han convencido de que no”, dice sonriendo. Casi nada hace que esta veterana voluntaria falte a su cita con las personas que acuden a la acogida. “Si no estás en ese compromiso, igual no se entiende, pero yo no les puedo dejar sin atender porque no sé las necesidades que tienen”, explica. A sus dos horas semanales de “atención obligada”, hay que añadir “lo que surja, si les mandas a unos cursos o a aprender castellano, si han ido o no, hacemos un seguimiento”, comenta.
"Somos mayores, tiene que haber relevo"
Tal y como hicieron con ella, también Puri ha “dado en el hombro a dos hombres” para ver si daban el paso de hacerse voluntarios porque “somos un poco mayores ya y tiene que haber relevo”.
“Recibes formación y abres la mente, la mirada, tienes un acompañamiento de los técnicos de la entidad, no te vas a equivocar porque tienes un respaldo detrás...”, intenta quitar miedos. “Si este mundo está roto y desequilibrado, el ir tapando fisuras no está tan mal. Al final igual queda el jarrón más bonito que al principio”, anima.
“Si este mundo está roto y desequilibrado, el ir tapando fisuras no está tan mal"
Por si fuera poco, Puri también participa en las estrategias antirumores. “En la crisis de 2008 cerraron muchas fábricas y recuerdo ver a todos los hombres en la plaza. Había mucho rumor: No trabajan porque no quieren, porque están cobrando el paro, porque son unos vagos. Aquello me creó mucha ansiedad. Lo mismo que ahora dicen que vienen a quitarnos el trabajo”, compara Puri, que propuso en Cáritas trabajar los rumores. “Ahora son bulos que se han ido de las manos. Hay que darle una vuelta más porque todos somos necesarios”.