Es un impresionante viaducto que, a más de 18 metros de altura, permite a la línea de Euskotren salvar un acantilado en Mundaka. Sus pilares se hunden en la misma cala, por lo que están expuestos a la fuerza de las mareas y las olas. Los bloques de hormigón que permiten proteger esa base del empuje del mar se han movido y suponen un riesgo para la estabilidad del puente, por lo que el Gobierno vasco ha decidido actuar de urgencia, reubicando y anclando las grande moles al fondo. La operación, que no afectará al tráfico tranviario, se prolongará durante casi dos años y supondrá una inversión de 3,4 millones de euros.
La línea Amorebieta-Bermeo de Euskotren recorre 28,8 kilómetros entre ambos municipios. A la altura de Mundaka, próximo al puerto de Bermeo, el trazado discurre por un viaducto que permite salvar el acantilado Salvabarranco. Se trata de una espectacular estructura, construida en los años 40, de más de 18 metros de altura y casi 85 de longitud, cuyos pilares se asientan directamente en una cala. Ello supone estar expuestos directamente al castigo de las corrientes marinas, las mareas y el oleaje. Hace más de una década, se llevaron a cabo una serie de actuaciones como el refuerzo de los tajamares, esa parte que se agrega a las pilas para que la corriente se reparta entre ambos lados, y la colocación de diez cubos de hormigón, 15 metros por delante de la estructura mar adentro, para reducir la energía de las olas que la golpean. Pero esos bloques, que pesan cuarenta toneladas cada uno y están recubiertos de acero, se han movido y acercado a los pilares, poniendo en peligro la seguridad del viaducto al poder colisionar con él, por lo que es necesario efectuar una reparación urgente para garantizar su seguridad.
Además de algunas reparaciones que se llevarán a cabo en el viaducto, en el que no se han encontrado fisuras, lo que indica que está bien asentado y sin que su estabilidad se haya visto afectada, lo principal es actuar para proteger la estructura del oleaje. Para ello se han analizado diferentes alternativas, desde el mundo de vista ambiental, de seguridad, constructivo, económico o estético. Por ejemplo, una de las opciones que se han barajado es la construcción de un dique, con escollera o muro vertical, de una altura que alcanzaría los siete metros y una anchura de seis, a unos 20 metros de la pilas. Además de los impedimentos administrativos, ya que la normativa limita las construcciones en la costa, son trabajos muy dificultosos y costosos, ya que se debería construir por mar al ser impracticable el acceso desde tierra.
Finalmente, se ha optado por reubicar los bloques existentes a diez metros de los pilares, procediendo posteriormente a su recrecido y anclado a las rocas. Aunque no conseguirá disipar el 100% de la energía del oleaje, como lo lograba la opción anterior, sí logra una reducción del 46% de la energía de impacto. Esta opción minimiza el impacto ambiental, presentando además ventajas desde el punto de vista constructivo y económico. Los bloques se anclarán mediante cables de nueve metros de longitud y 15 toneladas cada uno, para lo que se construirá una pequeña solera de hormigón en el lecho marino. Previamente, se demolerán los existentes, y se encofrarán y hormigonarán de nuevo.
Al margen de estas actuaciones, también se reforzarán las cimentaciones de las pilas del viaducto que están deterioradas, que no alterarán el aspecto estético de la estructura. Entre otras, se colocarán una estructura metálica de micropilotes frente a las tajamares, incrustados dos metros en la roca. Se repararán además los huecos y piezas sueltas de los fustes, sustituyendo la escalera de mantenimiento –actualmente totalmente deteriorada y en desuso– y restaurando el resto de la estructura, en especial en aquellas zonas de los arcos y el tablero que han perdido piezas o presentan fisuras.
El viaducto sobre el que se va a actuar está situado en Mundaka, cerca de Bermeo. Consta de diez vanos, de una luz de 6,45 metros cada uno, con arcos de media punta de sillería, tímpanos de sillería y pilares apoyados sobre la rompiente con tajamares reforzados. Mide 18,5 metros de alto, 84,5 de largo y 4,75 de ancho, por el que discurre una vía única del ferrocarril Amorebieta-Bermeo.