La astronauta Sara García Alonso es un ejemplo a seguir para cientos de mujeres que sueñan con viajar al espacio. A su paso por Bilbao para participar en un evento organizado por UPV/EHU y Naukas, se ha reunido con DEIA para hablar sobre su trayectoria y el futuro del espacio.

¿Cuántos años de trabajo ha necesitado para llegar a ser astronauta? 

No he hecho nada para convertirme en astronauta pero he de decir que todos y cada uno de los pasos que he dado en mi vida me han servido para convertirme en astronauta. No te puedes preparar para este trabajo porque es bastante más complejo de lo que puede parecer, es un conjunto de características. A lo largo de mi vida estudié una carrera científica y he desarrollado ciertas capacidades psicológicas que buscaban en un astronauta. El proceso ha sido a la inversa. 

¿Se imagina cómo será el primer viaje espacial? 

Hasta que no esté dentro y lo viva no voy a ser del todo consciente. Pero, más o menos en mi cabeza sé cuál sería la secuencia. Si yo tuviera una misión científica, probablemente de corta duración, estamos hablando de 15 días, implicaría una asignación, buscar una fecha y una oportunidad de vuelo en la que una tripulación de cuatro personas pueda viajar a la Estación Espacial Internacional. Además, sería al menos un año de entrenamiento para adquirir los conocimientos y las habilidades técnicas necesarias para poder ejecutar los experimentos que tenga que llevar a cabo.

Conlleva un desgaste mental.

Claro, lo más espectacular es el lanzamiento pero no se va al espacio a vivir una aventura, se va a trabajar, a hacer ciencia. Se va con un propósito y esa misión se hace por algo, para que repercuta en la sociedad.

Si le dejasen seleccionar la primera misión espacial. ¿Cuál sería? 

Por mi perfil de investigadora sería de bióloga molecular. Me gustaría trabajar en una misión científica relacionada con la investigación oncológica. Algún proyecto que tenga sentido ejecutar en microgravedad porque vaya a darnos una ventaja competitiva respecto a hacerlo en la Tierra. Para mí sería perfecto porque es a lo que me he dedicado los últimos 12 años.

Para traer la ciencia a la tierra. ¿Qué diferencia hay entre un lugar y otro?

Cuando eliminas la gravedad, las propiedades de la materia y las fuerzas físicas que dominan los procesos cambian. En la Tierra, si sueltas algo se cae. Cuando estás en microgravedad, como estarías en la Estación Espacial Internacional, si pones un bolígrafo a la altura de los ojos, se va a quedar ahí. Esto que parece una tontería o que puede ser algo baladí, tiene muchísimas ventajas porque permite evitar todas las impurezas que al hacerlo en la tierra se generarían. 

¿Es viable el turismo espacial? 

No es tan inviable. Ha habido varias misiones que han batido tantos récords pero eran inversiones privadas de alguien que quería experimentar eso. Por un lado, es una fuente de ingresos pero al mismo tiempo fomentan que estas empresas quieran desarrollar la tecnología para ir al espacio más rápido. En mi opinión, creo que el hecho de ir al espacio tiene que estar justificado. Tiene que haber un propósito más allá de ir al espacio a hacer turismo. Tiene que haber algo detrás que beneficie a la humanidad, ya sea avanzar en el conocimiento, probar una tecnología, hacer ciencia, etc.

¿Qué le parece lo que está haciendo Elon Musk?

Está detrás de SpaceX, la responsable de las cápsulas en las que viajan los astronautas. Por lo tanto, al final, la colaboración público-privada es necesaria. Como todo empresario, pues tiene sus intereses y sus ideas, no deja de ser una empresa. Pero, tampoco está bien demonizar a las empresas porque van a una velocidad y a un ritmo que no pueden ir las administraciones públicas y nos beneficiamos. Entonces, no hay que demonizarlo. Tampoco son angelitos, tienen sus intereses y van a mirar por su propio lucro. Hay que encontrar una buena relación que nos beneficie a todos.