La ganadería y el lobo conviven, desde hace tiempos inmemoriales, en un difícil equilibrio en todo el mundo. Esta especie protegida se alimenta sobre todo de corzos, sí, pero también de ovejas, caballos o vacas, con el problema social y económico que ello supone. En los últimos años, en Bizkaia los ataques a la ganadería han repuntando, registrándose en 2023 un total de 51, la cifra más alta de las últimas dos décadas.
Son datos recogidos en el diagnóstico elaborado por el Gobierno vasco para el plan de gestión del lobo que impulsa el departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, y que incluye actuaciones para prevenir los daños al ganado –desde mastines para proteger las cabañas a la instalación de valla- dos–, de apoyo a la ganadería extensiva –como el acompañamiento a los rebaños durante la noche– o la compensación por daños. También se prevén medidas para combatir la mortalidad del lobo, como protocolos contra el uso de venenos y un inventario de puntos negros por atropellos.
El documento, que actualmente se encuentra en exposición pública, realiza en primer lugar un diagnóstico sobre la situación del lobo en la CAV. Presente en el país desde tiempos ancestrales, a partir del siglo XIX su población experimentó una lenta pero inexorable mengua hasta la década de los 80 del siglo XX, cuando reaparece de forma puntual en la franja más occidental de Euskadi como consecuencia de la expansión de los ejemplares de Burgos y Cantabria. En los dos últimos años, se ha constatado la existencia de dos manadas, una de ellas en la zona de Karrantza, en Bizkaia, y la segunda en Araba, rompiendo así la tendencia negativa que dejó sin población al territorio en 2018 y 2019, pero lejos aún de las cuatro que se identificaron en 2007 y 2008.
Y mientras la población del lobo ha ido en aumento, la ganadería, especialmente la extensiva, ha perdido peso, evolucionando hacia explotaciones intensivas y de mayor envergadura: entre 1999 y 2019 el censo ha descendido casi un 20% en Bizkaia, frente al 26,47% en Araba. El ganado ovino sigue siento mayoritario, seguido del bovino, el equino y el caprino.
En las últimas dos décadas, entre 2005 y 2023, en Bizkaia el lobo ha protagonizado 338 ataques sobre ganado doméstico, sobre un total de 973 en la CAV; los restantes se produjeron en Araba. El pico de daños se registró en 2014, con 45 expedientes. A partir de ese año, los ataques fueron descendiendo, alcanzando valores mínimos: uno en 2017, cuatro en 2018 y tres en 2019. En 2020, y, especialmente, en los dos últimos años, 2022 y 2023, han repuntando los ataques, alcanzándose el valor más alto de la serie histórica el pasado ejercicio, con 51. Es, además, el Valle de Karrantza donde se concentran la mayoría de ataques, casi uno de cada cuatro de la CAV. En estos ataques han fallecido 659 animales, otros 162 resultaron heridos y 103 han desaparecido. Las ovejas (un 78,81%) y las cabras (un 4,96%) han sido las especies más afectadas.
Muertes de lobos
Entre 1987 y 2004 también ha habido que lamentar el fallecimiento de 18 ejemplares por acciones de control, atropellos o muertes ilegales, suponiendo la caza furtiva, las trampas y los venenos su principal amenaza; en 2014, durante un control autorizado por daños a la ganadería, se abatió un macho adulto en Karrantza, en el entorno de los Montes de Ordunte, y en 2016, en dos batidas de control autorizadas, resultaron muertos cuatro ejemplares.
Al detalle
Invierno
Sin grandes cambios. En Bizkaia, el 30% de los ataques se producen en invierno, con pocas diferencias entre meses a lo largo de todo, ya que la estacionalidad del aprovechamiento de alta montaña no es tan marcada como en Araba.
Explotaciones
Concentración. Los ataques registrados entre 2005 y 2023 en la CAV se registraron en 301 explotaciones; de ellas, 24, el 8%, acumulan más de la mitad de los animales afectados. Por ello, el borrador del plan advierte que las medidas no tienen por qué ser generales, sino dirigidas a las que sufren más ataques, integradas por ganado ovino que pasta en terrenos de montaña.
Mastines
Lobogan. El proyecto piloto de la Diputación de Bizkaia donó entre 2015 y 2020, 10 cachorros de mastines a 9 explotaciones, con una satisfacción alta.